Peligra el futuro del histórico bar notable Plaza Dorrego del barrio de San Telmo

Su dueño asegura que no cierra, pero la venta bajó a la mitad. No abre siempre, debe el sueldo de agosto y aportes. Sus trabajadores hace casi quince días que permanecen en el local

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En el corazón del barrio de San Telmo, justito frente a la plaza, está el histórico bar notable Plaza Dorrego. Fundado hace 140 años, atraviesa una crisis, que preocupa a sus ocho trabajadores. Hace un tiempo que el bar no abre en los horarios que corresponde, les adeudan aportes, el sueldo de agosto y a fin de mes vence el contrato de alquiler.

Hace casi quince días que los trabajadores permanecen cuidando su fuente de trabajo. Uno de los mozos, Sergio Alfonso, contó a BAE Negocios: "En febrero nos dejaron de pagar los sueldos por bancos y nos pagan en cuotas, eso te descompagina la vida. No tenes ni para pagar el colegio de los chicos. Nos debían dos años y medios de cargas sociales, regularizó una parte, pero no tenemos obra social. El dueño es un señor muy mayor, que cuando se cansa, cierra. Creemos que hay una política de vaciamiento".

El problema central es que en los últimos dos meses ha pasado dos domingos cerrados y durante otros sólo abrió en un turno, algo que impide que recaude para saldar los sueldos. Hasta hace un año, trabajaba el hijo del dueño, y ahora se quedó sólo. "El 30 de septiembre se vence el contrato de alquiler y el dueño nos dice que va a cerrar, porque está cansado. El problema es la mala administración, creemos que hay una política de vaciamiento", contó preocupado el mozo.

 

Rubén Yofrera tiene 78 años, hace 30 años que es el dueño del bar Plaza Dorrego, le contó a BAE Negocios sus planes: "Toda la gastronomía está trabajando a la mitad, y magos no hay. El pago de agosto está demorado unos días, pero lo pagaré y seguiremos adelante. Hoy está cerrado, pero mañana abrimos. El bar no cierra, renovaré el contrato. Hace tres décadas que estoy acá, no hace un día".

El bar Dorrego tiene muchas anécdotas, en una de sus mesas se reunieron a tomar un café Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato, los mozos aseguran que fue el único encuentro de ambos escritores. Una foto colgada en la pared, retrata aquel momento. Entre sus habitués se contaban desde Edmundo Rivero, hasta Aníbal Troilo y el "Polaco" Roberto Goyeneche.

Yofrera cuenta que su padre era el dueño del bar Mickey de Villa Domínico: "Yo tenía once años y trabajaba con él, no me dejaba acercar al horno, pero le moldeaba la mozzarella. A nosotros nuestros viejos nos criaron de otra forma, teníamos más ganas de trabajar y menos de hacer problemas".

Los trabajadores esperan poder reabrir normalmente y que alguien ayude al dueño. "No somos socios del bar, no participamos en las ganancias, tampoco vamos a participar en las pérdidas. Sólo no puede, no puede cerrar cuando hay más afluencia de público", sostienen.

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