Cristina y Kicillof sellan el deshielo y crean una mesa política para negociar la unidad

Tras meses de silencio, la expresidenta y el gobernador bonaerense acuerdan crear una mesa de diálogo para definir candidaturas y unificar al peronismo frente al avance libertario

BAE Negocios

Luego de cinco meses sin hablarse, Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof sellaron anoche un principio de acuerdo político en una reunión mantenida bajo un hermetismo estricto. El encuentro, que ocurrió en un "escenario neutral" y con un "tono respetuoso", según revelaron fuentes al tanto de la negociación, marcó un punto de inflexión en la interna peronista bonaerense. La clave: la creación de una mesa política integrada por representantes de todos los sectores del PJ, incluidos el kirchnerismo duro, el Frente Renovador y el Movimiento Derecho al Futuro, el espacio que comanda el propio gobernador.

"Fue una buena reunión, en la que se estableció armar una mesa para empezar a discutir las condiciones para la unidad, entre las cuales están el armado de un frente político. No solo electoral", indicaron allegados a Kicillof citados por Noticias Argentinas. La frase sintetiza el objetivo: avanzar hacia un acuerdo político amplio que no se limite al reparto de candidaturas.

La negociación se destrabó tras un llamado telefónico la semana pasada que cortó meses de distancia, marcados por reproches cruzados. La presidenta del PJ ya había tensado la cuerda el lunes, al avanzar sin consultar en la definición de una candidatura a diputada provincial por la tercera sección electoral, en abierto desafío a la estrategia de desdoblamiento impulsada por el mandatario bonaerense. Su jugada, leída también como preventiva ante un eventual fallo adverso de la Corte Suprema en la causa "Vialidad", dejó expuesta la fragilidad del vínculo.

En el oficialismo bonaerense admiten que la relación "ya no es la de antes". Hasta mediados de 2023, Kicillof y Cristina funcionaban en sintonía política total. El cortocircuito se produjo cuando el gobernador lanzó su construcción nacional con autonomía creciente, bajo el paraguas del Movimiento Derecho al Futuro. Desde entonces, soportó "los cascotazos de La Cámpora", como describió un funcionario de su entorno.

El ministro de Gobierno, Carlos Bianco, lo expresó sin matices: advirtió que no quieren una "unidad que duela" y exigió alineamiento con la gestión bonaerense. Esa demanda —que incluyó pedidos explícitos de apoyo legislativo y disciplinamiento de las iniciativas opositoras internas— generó ruido en el kirchnerismo. Una fuente cercana a la negociación lo resumió así: "La intención del sector es que exceda el acuerdo electoral, sino también un acuerdo político más amplio que involucre un apoyo a la gestión de gobierno, que la Legislatura trabaje en forma coordinada con el Ejecutivo, votar los proyectos del gobernador y no presentar iniciativas sin su aval".

Desde el lado de Cristina Kirchner, en cambio, remarcan la necesidad de preservar la diversidad interna, pero reconocen la urgencia de evitar la dispersión opositora. En ese sentido, ambos coincidieron en que hay que "generar una hoja de ruta común" que incluya a gobernadores, intendentes, legisladores y referentes sindicales.

"El avance es importante, pero no quiere decir que se haya conseguido la unidad. Todavía queda mucho por discutir", advirtieron fuentes presentes en la reunión, citadas por la agencia DIB. El próximo paso será designar representantes de cada espacio para participar formalmente de la mesa política, que buscará articular una propuesta unificada de cara a las legislativas de septiembre y octubre.

El contexto es complejo: Unión por la Patria discute su reconfiguración interna mientras el oficialismo nacional —conformado por La Libertad Avanza y el PRO— ya se encamina a competir en bloque en la provincia de Buenos Aires. La jugada de Cristina y Kicillof, aunque aún incipiente, intenta evitar que el peronismo llegue fragmentado a la disputa central del año. Pero el reloj corre. Y los matices persisten.

 

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