SER Y PARECER

La pulseada del tercer paro de la CGT a la gestión Milei se juega en el transporte

En Azopardo destacan la adhesión de los gremios de cargas y pasajeros, la Casa Rosada juega sus cartas para atenuar la huelga

lautalan

El músculo de un paro nacional se mensura a la luz pública por sobre todas las variantes por la adhesión de los gremios del transporte público y la tercera huelga de la CGT contra el gobierno de Javier Milei se juega también en esa variable y otros condimentos singulares para la ocasión.

Los sindicatos impulsores de la medida, algunos que incluso esperaban una extensión horaria superior a las 36 horas de dinámica sindical que se anunció en Azopardo, consideraron que ya sea los gremios de transporte de pasajeros y carga, ya sean terrestres, de navegación o aéreos garantizarían otro reclamo contundente una vez que la represión en el Congreso a la marcha de los jubilados marcó un “hasta acá” de la central obrera.
Prueba de ello es que la protesta arranca el miercoles por la tarde con los sindicatos marchando por los trabajadores y trabajadoras ya fuera de la actividad.

No obstante la alternativa de la conciliación obligatoria que la gestión libertaria aplicó a la Unión Tranviarios Automotor (UTA), por el máximo legal de 15 días hábiles, dictada a horas de que esa organización desarrollara un paro el 28 de marzo por conflicto paritario marcó un punto especial.

 

Para la jactancia del Gobierno, esa tregua forzada reclamada por los empresarios de las líneas de colectivos, les otorgó un naipe relevante para ponerlo sobre la mesa de la previa al paro.
Confiando incluso que habían jaqueado la medida de fuerza un cometido para el cual no alcanzaron los meses previos de “diálogo y paz social” con la conducción obrera.

El paro del jueves 10 quedó dentro del marco de la conciliación y detonó el debate gremial e incluso ante laboralistas especializados en cuestiones sindicales. 
Es el caso del letrado Matías Cremonte, presidente de la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas quien le recordó a BAE Negocios que la conciliación obligatoria propicia resolver el conflicto en el cual se dicta, y atañe solo a las causas que lo originaron. 
“No es un instrumento para impedir una medida de fuerza -aunque el gobierno la utilice para eso-, sino para acercar a las partes y darles un marco de negociación, por un tiempo determinado. Una huelga general de las centrales sindicales no está condicionada por una conciliación sectorial previa, como tampoco podría afectarse por una nueva conciliación”, analizó Cremonte.

“De hecho no podría dictarse una conciliación obligatoria a la CGT y a las CTA por este paro. La existencia de conciliaciones en curso no impide a ningún sindicato adherir a la huelga general”, enfatizó Cremonte.

Más allá de la norma la práctica revela que con laberintos de “interpretación” legal y sobre todo en tiempos del gobierno libertario la manta de la conciliación pondría a resguardo la “cautela cíclica” de la UTA para adherir a las últimas huelgas, más allá de algún acto de presencia en foros de sindicalistas como la primera reunión de la Mesa Nacional del Transporte, las convocatorias de Luis Barrionuevo e incluso variopintos foros cegetistas.

En esa órbita por un lado este fin de semana se apreciaron dos cuestiones, que esa unión tranviaria “no es la única abanderada de escasa vocación para ir al paro” como que la Casa Rosada, además de jugar la carta de la conciliación obligatoria a través de la secretaría de Trabajo, hizo “pressing” de otras formas sobre la UTA. Entre ellas una auditoria llamativa por su celeridad de la Superintendencia de Servicios de Salud en la organización gremial de los colectiveros y choferes, como reseñó el portal Infogremiales.

Otras fuentes, siempre críticas de la UTA, no solo le confirmaron a este diario esa “visita oficial” para revisar el papeleo y los archivos de dicha unión como otras variantes de “presión” para evitar su adhesión al paro.

“Este gobierno se maneja con redes sociales, videítos y fotos. En ese plano consideran que si el jueves los colectivos recorren el AMBA ganaron la pulseada. Se equivocan pero no les importa”, reflexionó un cegetista a este diario para acotar “no leen o no quieren leer que la cuestión de fondo es otra, incluso porque un paro no es un fin en si mismo”, remató.

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