Tras dos meses de insistir, Massa logró imponer su modelo para enfrentar la crisis
El titular de la Cámara baja volvió a la Casa Rosada con lo misma propuesta que ya le había realizado dos veces al presidente Alberto Fernández, pero esta vez con el aval de Cristina Kirchner.
Sergio Massa consiguió este jueves que el Frente de Todos en su conjunto aceptara la propuesta que casi dos meses atrás le realizó al presidente Alberto Fernández. La idea de convertirse en "superministro" se gestó cuando quedó vacante el ministerio de Desarrollo Productivo y tomó más fuerza cuando Martín Guzmán se fue del Palacio de Hacienda. En ambos momentos, no tuvo el apoyo suficiente del mandatario, pero mucho menos de la vicepresidenta, Cristina Kirchner. Ahora, con el aval de ambos, busca intervenir en el escenario económico con la esperanza de salvar del naufragio a la coalición de gobierno y convertirse en el candidato a presidente del peronismo en 2023.
Uno de los primeros en los que pensó el jefe de Estado para que reemplace a Matías Kulfas a inicios de junio pasado fue Massa. El off contra el kirchnerismo del entonces ministro de Desarrollo Productivo, que produjo su eyección del cargo, no dejaba margen para que en ese lugar quedara algún albertista. El titular de la Cámara de Diputados escuchó el ofrecimiento y se apuró a hacer una contrapropuesta para reestructurar el Gobierno. No estaba dispuesto a ser sólo un ministro. No se trataba de cambiar nombres. Si él pegaba el salto al Ejecutivo nacional, lo quería hacer con más poder de influencia sobre la economía.
Alberto Fernández rechazó la idea de emprender los cambios que le solicitaba el tigrense. En su lugar, convocó a Daniel Scioli, que en ese momento estaba a cargo de la embajada argentina en Brasil, a donde retornará en los próximos días. El nombre del elegido no le gustó a Massa, a tal punto que durante el viaje a la Cumbre de las Américas le insistió al presidente con que era necesario reformular el Gabinete.
Sin ningún tipo de rodeos, Massa volvió a la carga con el tema apenas renunció Guzmán, con quien tenía un enfrentamiento hace tiempo. El mismo 2 de julio, en varias de las reuniones que mantuvo con el presidente en la Residencia de Olivos, planteó abiertamente que quería transformarse en un "superministro", a cargo de la AFIP, el Banco Central y los ministerios de Economía y de Desarrollo Productivo. La oferta presidencial se circunscribía a que fuera jefe de Gabinete o titular del Palacio de Hacienda. El dirigente del Frente Renovador argumentó lo mismo que cuando le propusieron reemplazar a Kulfas. Esta vez, el principal freno a su ambicioso pedido lo puso Cristina Kirchner, en cuanto retomó el diálogo con Alberto Fernández, tras meses de no hablarse.
El presidente de la Cámara baja se mantuvo firme en su negativa a ocupar un sólo ministerio, sin pudor alguno por quienes dentro del propio oficialismo lo acusaban de querer quedarse con el Gobierno entero. Le dijo a sus más cercanos que era una cuestión de tiempo. Estaba seguro que en unas semanas lo volverían a llamar.
A comienzos de esta semana, Massa se reunió con Cristina Kirchner en el Senado. Antes de empezar con el operativo clamor por parte de los gobernadores e intendentes, era preciso que la vicepresidenta le brindara su apoyo explícito. Sin eso no estaba dispuesto a avanzar, según juran quienes lo rodean. Este jueves se volvieron a reunir. El acuerdo entre ambos contemplaba, como lo adelantó BAE Negocios, que la AFIP quedara en manos del kirchnerismo, puntualmente a cargo de Carlos Castagneto, quien finalmente fue nombrado en ese lugar.
En las distintas conversaciones que ambos tuvieron estos días, se empezó a diseñar la reestructuración ministerial. Economía, Desarrollo Productivo y Agricultura quedarían bajo el paraguas de un sólo ministerio bajo la conducción de Massa, tal como se anunció esta tarde. El presidente de la Cámara de Diputados también aspiraba a poner al frente del Banco Central a Lisandro Cleri, actual jefe del comité asesor de la deuda, pero por ahora no fue posible. De yapa, logró quedar a cargo de las relaciones con los organismos internacionales, bilaterales y multilaterales de crédito. La tercera fue la vencida.
Ante el presidente, los gobernadores e intendentes, en plena corrida cambiaria, Massa se cansó de ufanarse de su buena llegada a los mercados y del diálogo permanente que mantiene con los principales referentes del gobierno de Estados Unidos. Pero también le hizo saber a todos que estaba dispuesto a arriesgar su poco o mucho capital político para torcer el rumbo del Gobierno y mantener al Frente de Todos competitivo el año próximo. Siempre, con la expectativa de convertirse él en el elegido del peronismo.