¿Una monarquía en Argentina? Buscan implementar un sistema que acumula rechazos en Europa
El Movimiento Monárquico Argentino considera que ese sistema es el ideal para acabar con los problemas institucionales del país. Pese a antecedentes positivos en algunos Estados, los movimientos anti-monárquicos crecen en España e Inglaterra por los numerosos escándalos de las familias reales a lo largo de los años
¿Monarquía sí o monarquía no? En España y Gran Bretaña todavía hay opiniones encontradas sobre este sistema político, sobre todo después de los escándalos que transcendieron en los medios, como el supuesto racismo de la corona británica y la vacunación irregular de la realeza ibérica. Argentina nunca adoptó ese sistema político, pero, en pleno siglo XXI, existe un grupo que quiere instalarlo con la promesa de que salvará al país.
Mario Santiago Carosini dirige el Movimiento Monárquico Argentino, que apareció por primera vez en 1987 y promete separar el gobierno del Estado y establecer en el territorio una monarquía, para así solucionar el "gran problema institucional" de Argentina, en donde las fuerzas armadas y la Justicia dependerían del Estado.
Según cálculos de su organización, hay cerca de un millón de monárquicos en el país, en su mayoría de entre 20 y 40 años, y otros tantos que lo son pero no lo saben, pese a que en su Facebook sólo cuentan con 2.300 seguidores. Es más: según contó en una entrevista con La Nación, consolidaron vínculos con varios funcionarios del gobierno, del actual y de los otros.
"La monarquía es el sistema más eficiente. Y el más barato también", concluyó Carosini, luego de explicar paso a paso cómo llevaría a cabo su propuesta. Sin embargo, al otro lado del Atlántico se encontraría con mucha oposición.
Para Carosini, la monarquía hará que la corrupción, un problema de larga data en el país, desaparezca. "Ve la historia de los últimos cien años en los Países Bajos, en Bélgica, en Japón. No hubo casos de corrupción y, si hubo, no fueron probados. El problema no está en el rey, porque sabe que cuando se corrompe y deja de defender los intereses de sus súbditos pierde el poder", aseguró.
En España cientos de personas con banderas republicanas, el sistema que Carosini considera como una "involución institucional", pidieron el fin de la dinastía borbónica luego de escándalos que involucraban a Juan Carlos I, rey emérito, padre de Felipe VI. "Los reyes no solo nos cuestan dinero, sino también dignidad", afirmó uno de los asistentes a una masiva marcha contra la realeza en julio del año pasado, en pleno centro de Madrid.
El rey emérito está siendo investigado desde junio por el Tribunal Supremo para “delimitar o descartar” si cometió fraude fiscal y blanqueo de capitales en relación con un contrato para la construcción de un tren de alta velocidad en Arabia Saudita. Además, varios medios han recogido el testimonio de Corinna Larsen, considera como una examante del rey, quien habría declarado que Juan Carlos le regaló 64 millones de euros.
¿Qué pasó con Juan Carlos I? Está exiliado en Dubai desde agosto, luego de que se lo buscara por varios días, sin que el Gobierno o la Corona revelaran su paradero.
"Va a surgir un movimiento republicano más fuerte, aquí siempre lo ha habido, pero ahora con estos escándalos es más fuerte", declaró una manifestante a France24.
La familia real británica, la entrevista de Meghan Markle y el antecedente de Lady Di"Si la gente no está de acuerdo con el rey, bueno, para eso está la línea de sucesión", declaró Carosini en otro pasaje de la entrevista. Para el líder del Movimiento Monárquico Argentino, para los candidatos a reina o rey hay que mirar hacia los sectores de la sociedad que educan a sus hijos en los mejores colegios porque la tarea es complicada. "Hay familias que preparan desde siempre a sus hijos con formación de estadistas, pueden ser los Habsburgo o la línea de los Borbón-Parma. Ellos están en la Argentina", resumió.
La Casa de Windsor está en la realeza británica desde 1917. Isabel II es la longeva reina que sigue al frente de la corona, ahora vilipiendiada tras la reciente entrevista de Meghan Markle y el príncipe Harry con Oprah Winfrey, en la que declararon que, en el marco del embarazo de la duquesa de Sussex, existían "preocupaciones y conversaciones sobre qué tan oscura sería su piel cuando naciera".
La pareja declaró ese y otros problemas con la corona, que alimentaron el chimento, el debate y el espectáculo. Ni la más educada realeza pudo escaparle a los escándalos del racismo, un problema que, entre otras cosas, reside en la necesidad de educar en un marco de igualdad.
"Mi mayor preocupación era que la historia se repitiera", le dijo Harry a Oprah Winfrey, en alusión al divorcio de sus padres, el príncipe Carlos y la princesa Diana, y de una famosa entrevista que esta última concedió a la BBC en 1995, en la que admitió haber engañado a su esposo con el oficial del ejército James Hewitt.
La princesa Diana murió junto a su entonces pareja, el empresario Dodi al Fayed en un accidente de auto en París en agosto de 1997, cuando el conductor de su coche intentaba escapar de la persecución de los paparazzi.
Los anti-monárquicos y el costo de la realezaUn reporte de Royal Household reveló que en 2020 el costo de la corona británica llegó a un pico de 69,4 millones de libras esterlinas, una cifra que solo durante los últimos cinco años creció casi que 95%.
Para Carosini, en cambio, el gasto sería muy pequeño. El financiamiento para una supuesta corona argentina tendría que provenir del presupuesto: 10 millones de dólares por año serían suficientes y ahorrarían al país "los 20 millones que se roban cada año". "Y con lo que sobra se pueden bajar impuestos, para que la gente deje de sentirse asfixiada", agregó.
En España el movimiento anti-monárquico aumenta con cada escándalo que involucra a la corona. Este sentimiento de debate sobre la Casa Real ha llegado también a la política. En julio del año pasado el diputado Jon Iñarritu preguntó en el Congreso: “¿Qué más tendría que ocurrir para que el Gobierno apoyara un referendo sobre la jefatura del Estado (la cual sostiene el rey)?”. Ante ello respondió la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, quien afirmó que “la jefatura del Estado no está en cuestión en este país, es nuestro marco constitucional”.
La corona británica tampoco se ve exenta de esto. Barbados ya está en el proceso de romper con ella, porque, como declaró la primera ministra progresista Mia Mottley, "ha llegado el momento de dejar atrás el pasado colonial". En Australia, donde hay un fuerte movimiento republicano, el exprimer ministro Malcolm Turnbull respondió a la entrevista de Harry y Meghan: "Nuestro jefe de estado debería ser un ciudadano australiano, debería ser uno de nosotros, no la Reina o el Rey del Reino Unido".
Y los problemas no son sólo por fuera del territorio birtánico. Después de la explosiva entrevista de Meghan Markle y el príncipe Harry, el hashtag #AbolishTheMonarchy (abolan la monarquía) comenzó a ser tendencia en Twitter.
The monarchy has just been hit by its worst crisis since the abdication in 1936. Whether for the sake of Britain or for the sake of the younger royals this rotten institution needs to go. #AbolishTheMonarchy
— Republic (@RepublicStaff) March 8, 2021República, que ha hecho campaña para reemplazar al monarca con un jefe de estado electo, publicó: "La monarquía acaba de sufrir su peor crisis desde la abdicación en 1936. Ya sea por el bien de Gran Bretaña o por el bien de los miembros de la realeza más jóvenes, esta podrida institución debe desaparecer. #AbolishTheMonarchy "
Si bien es muy poco probable que la reina Isabel II renuncie, parece que el espíritu republicano se está fortaleciendo en las redes sociales: luego de la entrevista, había casi 70.000 tuits con el hashtag pidiendo la abolición de la monarquía británica.
Los escándalos no sólo se limitan a España y Gran Bretaña. La princesa de Noruega Mette-Marit se vio inmersa en una adicción a las drogas, el Príncipe Joaquín de Dinamarca sufrió una adicción al alcohol al igual que Ernesto de Hannover, mientras que el hermano menor del Rey Felipe de los Belgas fue acusado de desviar fondos para sufragar reformas privadas en su casa, entre otros.
El príncipe Bernardo de Holanda aceptó en 1976 un soborno de 1,7 millones de dólares por influir en el gobierno holandés para la compra de varios aviones de combate. A finales de 2010, un libro sobre la vida del rey Carlos Gustavo de Suecia mostró a un soberano adicto por décadas a las orgías y las prostitutas. Por su parte, la princesa japonesa Ayako renunció a sus derechos para casarse con un plebeyo, por lo que recibirá cerca de un millón de dólares en compensación. La lista sigue y sigue.
¿Será posible instalar una monarquía en Argentina, teniendo en cuenta la corrupción que afecta al país desde hace décadas y los escándalos políticos que ya existen aun sin una familia real? Para el Movimiento Monárquico Argentino, sí. ¿Opinarán lo mismo en todo el país? Solo el éxito o fracaso de la iniciativa darán la respuesta.