ANIVERSARIO BAE -28 AÑOS

Cómo lo digital cambió la vida cotidiana: viajar, pagar servicios y hacer las compras, de 1997 a 2025

La tecnología avanza a un ritmo que pareciera más acelerado que la inflación en Argentina y modifica lo cotidiano: utilizar el transporte, pagar servicios y las compras diarias. En el 28° aniversario de BAE Negocios, cruzamos las voces de personas que vivieron la transición hacia lo digital

Cmazzei

En 28 años, cambiaron muchas cosas en Argentina. Además de los precios, la cotización del dólar, las políticas económicas, sociales y los distintos Gobiernos, también mutaron las costumbres que marcan la vida cotidiana. La digitalización atravesó los viajes al trabajo, el pago de servicios y el ocio. ¿Cómo se sacaba un boleto de subte en 1997? ¿Y cómo pagamos ahora?

Comprar, pagar, moverse: lo cotidiano, en modo digital

En 1997, sacar un pasaje de colectivo o subte implicaba tener monedas en el bolsillo o ir hasta la boletería. Años atrás, el Gobierno de Carlos Saúl Menem había puesto un fin al corte de boletos por parte de los colectiveros e implementó el Sistema de Boleto Automático con la máquina de monedas. Más tarde, llegó la tarjeta SUBE y en la actualidad se sumaron múltiples formas de pago: NFC, QR, débito o crédito. 

 

 

 

Máquina para sacar boleto en el colectivo.  Foto: Archivo Crónica.
Máquina para sacar boleto en el colectivo.  Foto: Archivo Crónica.

El adiós a las monedas: se implementó el sistema de Tarjeta SUBE. Foto: Archivo Crónica.
El adiós a las monedas: se implementó el sistema de Tarjeta SUBE. Foto: Archivo Crónica.

Sergio es abogado y tiene 56 años. En diálogo con BAE Negocios contó que en 1997, cuando tuvo a su primer hijo, viajaba todos los días desde Monte Grande a la Ciudad de Buenos Aires por trabajo. El recorrido consistía en un colectivo, el Tren Roca y luego el subte desde Constitución. “En ese momento se usaba el abono en el tren. Si tenías la plata, sacabas el mensual porque valía un poco menos, y si no el quincenal. En el colectivo también existía. Si te olvidabas el abono era un dolor de cabeza”, recordó. Hoy, conoce la incorporación de nuevos medios de pago,  pero sigue utilizando la SUBE. “Si te olvidás el celular, es un dolor de cabeza igual. Estamos en la misma sintonía”, bromeó y trazó un paralelismo entre los problemas cotidianos de ayer y de hoy.

Matías, de 22 años, es profesor y usa el transporte público para ir a la universidad. Se enteró que podía recibir descuentos por pagar el subte con NFC por la cartelería en las estaciones de subte y, sin dudarlo, lo utilizó para ahorrar en viáticos. “Empecé en marzo, principalmente por el 60% de reintegro con un tope de 15 mil pesos por mes, que me rinde algo de 25 viajes”, calculó.  Consideró que el hecho de que el monto se le debite automáticamente del dinero disponible en cuenta fue un “factor importante” en su decisión: “Dejé de correr el riesgo de perder un subte por no tener saldo en la tarjeta”.

En 1997, Leonardo viajaba casi exclusivamente en subte para ir a trabajar “porque era lo más cómodo”. Vivía en Avenida Corrientes y Maipú y se movía a diario en el microcentro porteño. Hoy tiene 77 años y, aunque es jubilado,  sigue en actividad y combina transporte público según la conveniencia: “Tengo tres colectivos que pasan por la puerta y uno me deja a una cuadra de mi oficina. Voy en colectivo a la ida y en subte a la vuelta”. Usa la tarjeta SUBE con tarifa social para jubilados, aunque en el subte no incorporó el descuento y, por eso, optó por las ofertas que brindan las billeteras virtuales. “Tengo como un 60% de descuento. No es con QR, es con una tarjeta que me dieron de la aplicación para apoyar en el molinete".

 El súper online también
 El súper online también "salvó" rutinas.

Camila, publicista de 27 años, reconoció que le cuesta utilizar los nuevos sistemas de pago en el transporte, pero adoptó con entusiasmo otras herramientas digitales. “El supermercado online salvó mi rutina. Vivo por esto”, aseguró. La suscripción al servicio de delivery, por un valor mensual de $4.900, le permite ahorrar en envíos y aprovechar descuentos. Si lo usa cuatro veces al mes, ya le “rinde” porque cada envío, sin suscripción, cuesta alrededor de $1.200. Tomó la decisión en marzo de este año y la aplicación arroja que desde ese momento realizó 53 pedidos y ahorró $67.342 gracias a los beneficios de “ser plus”. 

Además, sostuvo que las compras online le permiten optimizar el tiempo y comparar mejor los precios: "Ver las promociones en digital es mucho más fácil que en la góndola. Comparo precios en la pantalla y listo. Todo lo que puedo hacer digital, lo hago”.

Sergio, en cambio, busca diferentes ofertas en comercios de cercanía y supermercados. “Actualmente mi situación económica no es la mejor, opto por ir físicamente. Eso sí, me acloplé a la Cuenta DNI por los reintegros”, contó.

De las filas y el papel, al comprobante digital 

Mientras los más jóvenes nacieron en un mundo ya atravesado por lo digital, otras generaciones pudieron ver los cambios a lo largo de su vida. Vivieron el paso del papel al clic, de las filas en la vereda a las colas virtuales para pagar servicios y hasta para ir a un concierto.

En el 97 era todo ir al banco. Las colas eran enormes y no todos aceptaban los pagos. Había que juntar plata, ir con efectivo, hacer la fila y esperar”, recuerda Sergio. El proceso, lento y burocrático, era parte de la rutina de millones de personas. Más tarde llegaron las bocas de pago y luego la digitalización a través del homebanking y billeteras online. Hoy Sergio y Leonardo pagan sus servicios con plataformas o débito automático. 

Lo digital también alcanzó a las visitas médicas, las recetas electrónicas en farmacias, los trámites y hasta las sesiones de terapia. “Nunca conocí a mis psicólogas en persona. Desde 2022 hago terapia virtual”, cuenta Camila. 

Leonardo también se adaptó a las nuevas formas de atención médica. Realiza consultas virtuales, pero en casos más complejos prefiere la consulta presencial con su médico clínico. En cuanto a las recetas electrónicas en farmacias, valora la simplificación: “Le mando mi credencial con el token y él me hace la receta. Después voy a la farmacia, presento el documento o la credencial digital, y ya está mi receta ahí. A mí me resulta cómodo”. 

“Me modernicé”, dijo con orgullo. Sin embargo, admitió que el proceso no fue fácil y que ahora, con su trabajo, vive “dependiente del teléfono, como un pendejo”. 

Incluso quienes se animaron a subirse a la ola digital tienen sus momentos. A veces lo nuevo resulta más engorroso y hay rutinas que ahora son “rituales” perdidos. Los caminos más largos, muchas veces, también se disfrutan. 

Al respecto, Sergio comentó una salida al cine con su esposa. En muchas boleterías ya no se generan las filas de personas expectantes por cómo será la película, los tickets se sacan con anticipación en las tiendas online y, en el formato presencial, hay pantallas táctiles que guían la compra. “Queríamos sacar la entrada en esas pantallas que hay ahora, pero no pegábamos una. Le pedimos ayuda a una chica que trabajaba ahí. Después volvimos otro día y ya lo hicimos solos, pero al principio fue un lío”, dijo y aseguró que prefiere la venta “de antes”. 

El cine Lorca solo ofrece entradas en la boletería de forma presencial. 
BAEBAE BBEl cine Lorca solo ofrece entradas en la boletería de forma presencial. 

Hay espacios todavía conservan lo “vintage” y regalan un viaje hacia esas rutinas que muchos añoran. El cine Lorca, por ejemplo, ofrece entradas únicamente en las boleterías y no se puede acceder de forma anticipada. Las personas asisten antes del horario del film para hacer la fila, sacar su ticket y finalmente entrar a la sala. Una experiencia analógica en 2025, pero con la magia de 1997. 

Algunas costumbres se perdieron, otras se transformaron y muchas se incorporaron en una nueva realidad atravesada por lo digital. De 1997 al 2025, BAE Negocios también acompañó la transformación: desde el diario en papel -que sale de lunes a jueves- hasta las diversas plataformas digitales para llevar la información a todos los rincones. 

 Tapas del diario impreso de BAE Negocios en 1997 y 2025.
 Tapas del diario impreso de BAE Negocios en 1997 y 2025.
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