Si pensabas que tu contraseña estaba a salvo, Google tiene malas noticias. La compañía confirmó que los ataques para robar credenciales de Gmail están en aumento y que más de un tercio de las intrusiones exitosas se debe, justamente, a contraseñas comprometidas.

No hablamos solo de perder acceso a tu correo. Si alguien entra a tu cuenta de Google, también puede abrir tu Drive, tus fotos, tus contraseñas guardadas y prácticamente toda tu vida digital. En palabras simples: es como si alguien tuviera la llave maestra de tu casa… y de todas tus copias de seguridad.

Lo más preocupante es que millones de personas siguen usando las mismas claves débiles de siempre. El listado anual de NordPass —esa especie de “muro de la vergüenza” digital— vuelve a mostrar que combinaciones como 123456, qwerty o password siguen reinando. Si la tuya está ahí, o se parece, el cambio no puede esperar.

Google pide que dejemos atrás la contraseña como único candado y demos el salto a las passkeys, credenciales únicas que dependen de tu dispositivo y no pueden adivinarse ni robarse fácilmente. También insiste en activar la verificación en dos pasos, pero con apps autenticadoras en lugar de mensajes de texto, y evitar las ventanas emergentes o inicios de sesión “raros”.

Los especialistas advierten que no importa lo complicada que sea tu clave: si ya se filtró en una brecha, es como si fuera pública. Y con las nuevas funciones de inteligencia artificial en Gmail —como resúmenes automáticos y búsquedas inteligentes—, un intruso puede aprovechar esas herramientas para encontrar en segundos lo que antes le llevaría horas.

En resumen, no se trata de paranoia: se trata de sentido común. Revisá tus contraseñas, cambialas si son fáciles o repetidas y activá medidas extra de seguridad. Tu cuenta de Google guarda más de lo que imaginás… y para los ciberdelincuentes, eso vale oro.

 

Cuáles son las contraseñas que corren peligro