Buenos Aires se sumó este sábado a la despedida mundial del papa Francisco con una serie de actividades que mezclan liturgia, vallados y caminatas simbólicas. Desde las 10:00, la Catedral Metropolitana celebra la misa exequial encabezada por el arzobispo Jorge García Cuerva, mientras en el Vaticano se desarrolla el funeral oficial.

La Plaza de Mayo amaneció cercada por vallas, con la avenida Rivadavia cortada, en un operativo que recuerda a otras ceremonias donde la fe y el protocolo chocan en pleno centro porteño. Fieles, referentes sociales y autoridades comenzaron a acercarse temprano para participar del homenaje a Jorge Bergoglio, el cura de Flores que llegó a la cima de Roma.

Mientras la misa avanza, afuera se respira un clima de recogimiento poco habitual en la ciudad. Terminada la celebración, los asistentes emprenderán un recorrido simbólico alrededor de la Plaza. A las 12:00 está previsto un almuerzo comunitario bajo el lema "Compartimos la mesa".

Luego, a las 13:30, dará inicio la peregrinación "Pacto de amor a Francisco: recorrido por los lugares del dolor", organizada por la Arquidiócesis de Buenos Aires. El itinerario contempla seis paradas que retratan el compromiso social de Bergoglio en su tiempo de arzobispo:

• Casa Mamá Antula (Avenida Independencia 1190, Monserrat)
• Plaza Constitución (Avenida Garay y Lima)
• Predio del Hospital Borda junto con los hospitales Tobar y Rawson (Dr. Ramón Carrillo 375, Barracas)
• Unidad penitenciaria del Hospital Muñiz (Uspallata 2272, Barracas)
• Hogar de Cristo San Alberto Hurtado (Monteagudo 862, Parque Patricios)
• Parroquia Virgen de Caacupé (Osvaldo Cruz 3470, Villa Lugano)

Fiel al estilo de quien ahora descansa en Roma, no habrá actos protocolares ni discursos en cada parada. La idea es caminar, rezar y recordar sin que la política partidaria se robe la escena.

García Cuerva, que decidió no viajar a Roma para permanecer en Buenos Aires, acompaña las actividades locales. La misa en la Catedral es el acto litúrgico principal y en la Plaza de Mayo se instalaron pantallas gigantes para que más personas puedan seguir la ceremonia a distancia.

La jornada concluirá en Villa Lugano con una oración comunitaria, sin actos de cierre ni discursos oficiales. Solo una despedida austera, silenciosa y colectiva, como el propio Francisco habría pedido.