En un rincón del interior santafesino, un sistema de venta inspirado en una tradición europea comienza a ganar terreno. Se trata del "método suizo", una práctica basada en la confianza que permite comprar productos sin la presencia de un vendedor, sin mostrador y sin ningún tipo de vigilancia.

La experiencia tomó forma en San Jerónimo Norte, un pueblo rural ubicado a 50 kilómetros de la ciudad de Santa Fe. Allí, un apicultor local decidió ofrecer su producción de miel bajo un esquema simple: cualquier persona puede acercarse al puesto callejero, dejar su frasco vacío, tomar uno lleno y pagar de manera voluntaria.

El sistema contempla distintas formas de pago: desde dejar el dinero en una alcancía ubicada en el mismo stand, hasta realizar una transferencia por billetera virtual mediante un alias visible para todos los compradores.

Además del valor social que representa fortalecer los lazos comunitarios y promover la honestidad, el esquema también presenta claras ventajas económicas. El vendedor reduce a cero los costos vinculados a seguridad y personal de atención. Tampoco necesita pasar largas horas detrás de un mostrador. La ausencia de intermediación permite achicar la brecha entre el producto y el consumidor, generando un esquema de venta directo y eficiente.

El modelo, que en Suiza suele aplicarse a la venta de huevos, frutas, flores o dulces caseros, ya se convirtió en un fenómeno local. Vecinos y turistas valoran la iniciativa y destacan el fuerte mensaje social que promueve: la confianza mutua y la cooperación comunitaria.

El impacto fue tal que otros emprendedores de la región comenzaron a interesarse en replicar el sistema. Mientras tanto, en San Jerónimo Norte, el puesto de miel sin vendedor se transformó en una postal local y un ejemplo concreto de que todavía es posible hacer negocios de manera honesta, directa y sin controles.