Elon Musk quiere empleados trabajando 120 horas por semana, también sábados y domingos
El empresario impulsa una cultura laboral extrema: jornadas de hasta 120 horas semanales, trabajo los fines de semana y un enfoque radical sobre la productividad. Su visión genera debate global sobre el futuro del empleo.
La clásica jornada de trabajo de 8 horas parece estar en jaque.
Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX, vuelve a ser noticia por imponer condiciones laborales extremas: exige a sus empleados trabajar todos los días de la semana, incluyendo sábados y domingos, con jornadas que pueden llegar hasta las 120 horas semanales.
Elon Musk y una nueva era de hiperproductividad
Musk sostiene que transformar sistemas ineficientes requiere duplicar el esfuerzo.
En su visión, no es posible lograr cambios profundos trabajando solo 40 horas por semana.
Esta filosofía se aplica tanto en sus empresas privadas como en sus recientes iniciativas vinculadas al ámbito gubernamental.
En sus compañías ya es común que los empleados trabajen horas extra, incluso durmiendo en las oficinas para no perder tiempo en traslados.
Musk promueve una cultura laboral donde la entrega total al trabajo es el camino hacia la innovación y la eficiencia.
¿Productividad o agotamiento?
Las críticas no tardaron en llegar.
Esta nueva lógica empresarial despierta preocupación por el impacto en la salud física y mental de los trabajadores. Una semana laboral de 120 horas deja apenas 48 horas para descansar, comer, dormir y ocuparse de la vida personal. ¿Es sostenible este modelo?
Cada vez más voces alertan sobre los riesgos de este tipo de exigencias.
Mientras algunas empresas del mundo impulsan modelos de jornada reducida para mejorar la calidad de vida, Musk parece ir en sentido contrario.
¿Un modelo para el futuro?
La propuesta de Elon Musk abre el debate: ¿es este el fin de la jornada de 8 horas? ¿Está cambiando para siempre la forma en que trabajamos?
En tiempos donde se discute la reducción de la jornada laboral a 4 días por semana, el magnate tecnológico plantea todo lo contrario: más trabajo, más esfuerzo, más horas.
Su postura divide aguas y genera una pregunta clave: ¿cuál es el verdadero camino hacia la productividad del futuro?