Investigadores del Conicet trabajan en un plan educativo en las cárceles

Mauricio Manchado dicta cursos para analizar el sistema penitenciario

BAE Negocios

Un investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), Mauricio Manchado, es el encargado de estudiar la problemática carcelaria. "Para quienes venimos del campo de las Ciencias Sociales, es una responsabilidad muy importante poder instalar nuestras discusiones en términos de investigación en otros escenarios, tanto en la educación, como en la universidad y en los medios de comunicación", asegura Manchado con respecto a su labor científica, que tiene puntos de unión con su dedicación a la docencia y la extensión universitaria.

Manchado desarrolla desde hace cuatro años una serie de clases en escuelas secundarias de Rosario. "Lo que siempre trato de plantear es: qué cárcel estamos pensando y qué cárcel estamos teniendo hoy y surge el cuestionamiento: si las cosas siempre fueron así, si hubo cambios a partir de la caída del Estado de bienestar, que estaba más vinculado a la idea de resocialización para que se vuelva a incorporar a los esquemas social y productivo, o si se piensa más como un esquema de cárcel mucho más depositaria, más incapacitante, con el objetivo encerrar a la persona para tenerla durante un tiempo prolongado ahí, sin brindarle ningún tipo de herramientas", según explica en una comunicación que difundió el Conicet.

Desde 2017, Manchado tiene a su cargo, junto con María Chiponi, la Coordinación el Programa Educación en Cárceles de la Secretaría de Extensión y Vinculación de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales (UNR), que tiene como objetivo que las personas que están privadas de su libertad puedan acceder a la educación superior terciaria.

"Entendemos que es una forma de castigo que la sociedad moderna ya demostró que fracasó desde su propio nacimiento pero también sabemos que la cárcel va a seguir existiendo, se construyen más prisiones y se amplían las viejas", dice Machado.

Al mismo tiempo, apunta que hay "un orden social que viene creando sobre la población carcelaria un discurso que sostiene que es el sobrante, no van a poder hacer más que esto, van a ser ladrones toda la vida, el desperdicio social, y la cárcel refuerza eso. Desde nuestro lugar tratamos de interpelar desde la posibilidad, desde que hay otra realidad que se puede construir y en este sentido las prácticas culturales y educativas son una herramienta potente para poder generar esos escenarios".

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