El MALBA inauguró su programa de exposiciones para este año con Del cielo a casa, un panorama sobre la cultura material argentina desde principios del siglo XX hasta la actualidad, en diálogo con nuestro imaginario político, social y afectivo.

Como en un archivo de la vida cotidiana, la muestra reúne más de 600 piezas, entre objetos, obras de arte y documentos, que constituyen el "día a día" y que incluye las famosas "placas rojas" de Crónica HD que se convirtieron en una referencia ineludible de la cultura y de la comunicación popular y masiva.

La exposición apuesta por una mirada etnográfica que, más allá de la autoría o de los procesos, invita a abordar la cultura material desde los usos, las costumbres, los rituales y los simbolismos que las cosas generan en una sociedad.

El parque de diversiones que fue referente en la ciudad de Buenos Aires

Una serie de constelaciones temáticas articula un recorrido en donde las cosas se agrupan sin cronología, jerarquías, ni distinción de disciplinas, transgrediendo de este modo los límites del uso y difuminando la frontera entre arte y diseño. La muestra abarca tres grandes zonas: la identidad del territorio, el diseño por fuera de los cánones y las vicisitudes políticas, sociales y económicas de nuestro país.

Del cielo a casa no propone una historiografía del diseño argentino sino un ensayo sobre la vida en común condensada en las cosas: de las grandes visiones utópicas a la vida cotidiana, de un helicóptero a una zapatilla, del stent a la pelota Pulpo. "Cosas para la vida", según la definición del vanguardista proyectual Gerardo Clusellas.

Las piezas provienen de diferentes archivos y colecciones tanto públicas como privadas de todo el país. Se destaca la colección del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, institución pionera que en 1963 dio visibilidad al diseño al exhibirlo como producción cultural y como herramienta de desarrollo. También se suma la Fundación IDA (Investigación en Diseño Argentino), organismo sin fines de lucro creado en 2013 y dedicado a la investigación, recuperación, conservación, difusión y puesta en valor del diseño.

La placa roja trabaja con la esperanza de que algún día la historia la recuerde. Testigo molesta de la democracia, titula para sobrevivir: viaja adentro, a la zona cero de la comedia y la tragedia, a lo pendiente, a lo posible y a lo que el pueblo sabe por viejo. Una placa roja nunca se equivoca, ni siquiera cuando se equivoca: todo lo que dice es impronunciable por fuera de sí misma", escribió Facundo Pedrini, autor de Argentina: una historia en placas (2016) y director de Crónica TV.

Desde la mañana del 3 de enero de 1994, cuando ingresaron a cada hogar, café, club y despensa del país, las "placas" se instituyeron como mediadoras entre el hecho y la pantalla, como un termómetro social y como patrimonio intangible (cuando no afectivo) del archivo cotidiano.