La playa mejor guardada de Buenos Aires: Ideal para Semana Santa
Una joya oculta en la costa bonaerense: médanos, bosque y arroyo en un entorno natural, ideal para escapar del ruido sin irse tan lejos.
A 580 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, una playa virgen sobrevive al avance del turismo masivo y al cemento de las urbanizaciones costeras. Su nombre es Dunamar, y aunque pocos la tienen en el radar, ofrece todo lo que una escapada de relax pide: tranquilidad, entorno natural, mar, bosque y río.
Ubicada en el partido de Tres Arroyos, junto a Claromecó, Dunamar combina lo mejor de la costa y el campo. Sus paisajes mezclan médanos interminables, ideal para practicar sandboard, con bosques implantados hace más de medio siglo y el arroyo Claromecó, que permite actividades náuticas como kayak, remo o pesca deportiva.
Lejos del ruido y la infraestructura de los grandes balnearios, Dunamar mantiene su perfil bajo. No hay multitudes, ni paradores con parlantes, ni filas para estacionar. Hay naturaleza, calles de arena y un aire a pueblo de mar que no se encuentra en cualquier lado.
El acceso a esta playa tranquila se consolidó recién en 1980, cuando se construyó el puente vehicular que la conecta con Claromecó. Años más tarde, una pasarela peatonal terminó de sellar el vínculo entre ambas localidades. Hoy, quienes se hospedan en Dunamar pueden disfrutar del entorno silvestre y, si lo desean, cruzar a pie para aprovechar las propuestas gastronómicas o culturales del balneario vecino.
Además del mar y los médanos, la zona ofrece una opción de turismo rural a pocos kilómetros. Localidades como Copetonas, Cascallares, San Mayol o San Francisco de Bellocq —todas dentro del partido de Tres Arroyos— permiten al visitante sumarse a paseos guiados, ferias locales y celebraciones tradicionales, con la calidez típica del interior bonaerense.
Dunamar es una alternativa ideal para los fines de semana largos. Durante Semana Santa, Claromecó concentra propuestas para toda la familia, con ferias gastronómicas, espectáculos musicales y actividades religiosas en la región. A pesar de que abril trae temperaturas variables, la cercanía con el mar y la calma del entorno siguen siendo los mayores atractivos.
Este rincón costero bonaerense nació como proyecto familiar a mediados del siglo XX. Desde entonces, creció en silencio, lejos de la lógica del turismo masivo. Hoy, mantiene su carácter de refugio natural, con barrios como “Bosques”, “Altos” o “Atlantic Ville” rodeados de árboles y con acceso directo a la playa.
Para llegar a Dunamar desde Buenos Aires, hay que tomar la Ruta Nacional 3 hasta Azul y luego continuar por la Ruta Provincial 85 hasta Tres Arroyos. Desde allí, la Ruta Provincial 73 lleva a Claromecó y, cruzando el arroyo del mismo nombre, se accede a Dunamar.
En un escenario dominado por propuestas turísticas saturadas, Dunamar se impone como una escapada diferente: sin estridencias, sin postales armadas, sin filtros. Sólo mar, viento, árboles y un ritmo que invita a bajar un cambio.