Qué día de Semana Santa no se puede comer carne, según la tradición católica
El Derecho Canónico establece que todos los fieles “están obligados por ley divina a hacer penitencia” este día de la Semana Santa. Cuál es
La Semana Santa representa uno de los momentos más importantes para el cristianismo. Cada año, millones de fieles conmemoran la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, en un calendario que invita a la reflexión espiritual. Dentro de las prácticas religiosas más arraigadas surge una pregunta frecuente: ¿qué día de Semana Santa no se puede comer carne?
La respuesta, según la tradición católica, es clara: el Viernes Santo. En esta fecha, los católicos recuerdan la crucifixión de Jesús y, como muestra de penitencia, se abstienen de consumir carne roja. Esta práctica forma parte de una antigua costumbre que invita a la austeridad y al recogimiento espiritual.
La abstinencia de carne se relaciona con la simbología del sacrificio. En tiempos antiguos, la carne era un alimento asociado al lujo y al poder económico. Renunciar a ella durante el Viernes Santo busca representar un gesto de humildad, sacrificio y unión con el sufrimiento de Cristo.
Además de la abstinencia, la Iglesia promueve el ayuno, definido como una comida principal al día y dos porciones menores que no superen, en conjunto, el volumen de la principal. Estas prácticas, aunque no son obligatorias, forman parte de las recomendaciones litúrgicas para quienes desean vivir la Semana Santa con mayor profundidad espiritual.
Qué dice la Iglesia sobre la abstinencia
El Derecho Canónico establece que todos los fieles “están obligados por ley divina a hacer penitencia” y señala que el Viernes Santo es uno de los días penitenciales del calendario litúrgico. Durante esta jornada, se invita a los creyentes a la oración, a las obras de caridad y a la renuncia voluntaria de ciertos alimentos, especialmente la carne roja.
Aunque el Viernes Santo es el día más significativo, la Iglesia también sugiere evitar la carne durante el Miércoles de Ceniza, que da inicio al período de Cuaresma. En algunos casos, los fieles extienden esta práctica a todos los viernes de Cuaresma como parte de un compromiso más amplio con la fe.
