Así como para Papá Noel se arma el arbolito y se conoce que el mismo pasa con los regalos después de las 00hs., para los Reyes Magos los más pequeños deben dejar sus zapatos o en la puerta de entrada de la casa, en alguna ventana, o puede ser debajo del árbol antes de desarmarse, pero ¿por qué se dejan los zapatos? 

¿Por qué dejar los zapatos para los Reyes Magos? 

La tradición de dejar los zapatos a los Reyes Magos tiene su origen en Nazaret, poco después del nacimiento de Jesús, según indicó el historiador Francisco José Gómez. El hombre mencionó que un grupo de pequeños vieron que el Niño Dios era muy pobre, por lo que limpiaron y dejaron unos zapatos en las ventanas de sus casas.

Al día siguiente, los niños vieron recompensado este acto desinteresado de lo material, y encontraron sus zapatos en el mismo lugar, pero llenos de regalos, y se dice que estos fueron dejados por los mismos Reyes que viajaron a Oriente, más conocidos como: Melchor, Gaspar y Baltazar. 

Dicha tradición se retomó en España durante el siglo XIX y el resto de los países de habla hispana, incluyendo Argentina, durante el siglo XX.

Pero como suele ocurrir con las tradiciones, no es la única versión, por lo que la segunda apunta a la leyenda de las tres doncellas, las cuales eran tres hermanas que vivían en un hogar de escasos recursos. 

San Nicolás de Bari, más conocido como Papá Noel, se compadeció de las mujeres y, cada noche, arrojaba oro por la chimenea de la casa, metal precioso que iba a parar a los zapatos que ellas dejaban cerca de la lumbre para secarlos.

En la actualidad, los más pequeños de la casa, no solo dejan los zapatos en el lugar elegido de la casa, sino que lo acompañan con pasto y agua para los camellos de los Reyes Magos que tienen un largo camino por recorrer. 

La estrella de Belén: la guía de los Reyes Magos 

La estrella de Belén es otra de las características más importante que tiene la historia de los Reyes Magos, además de representar a uno de los iconos religiosos más importantes para la fe cristiana. 

En el Evangelio de San Mateo se resalta que la "Estrella de Belén" fue el astro que orientó a los tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltazar hacia el lugar del nacimiento de Jesús de Nazaret. Los Reyes Magos eran sabios religiosos que estudiaban el firmamento y conocían los sucesos que podrían ocurrir en el cielo futuro. 

 

Cabe señalar, que en el imperio persa, la palabra mago no hacía referencia a la magia, sino a las personas sabias, cuya fuente de conocimiento era la observación astronómica. Estas personas se dedicaban a estudiar los planetas y las estrellas, para así poder llegar a interpretar la simbología de los cuerpos celestes y los sucesos cósmicos, y además provenían de linaje aristocrático o real.

La explicación científica sobre la llamada "Estrella de Navidad" es un tema bastante controvertido, porque la fecha exacta del nacimiento de Jesús es la que aún se discute, y grandes estudiosos aseguran que no ocurrió hace 2023 años exactamente. Los Evangelios colocan el nacimiento de Jesús en el momento que el emperador César Augusto ordena un censo de población, esto ocurre entre los años 8 y 6 a.C., este dato es fundamental a la hora de buscar eventos astronómicos responsables de la “luz guía”.

Los nombres de los Reyes Magos 

Melchor, Gaspar y Baltazar, por más que lo pasemos desapercibido por sentir que era nombres más comunes de usar en la época, ¿por qué se llamaban así?. Lo llamativo de estos nombres, es que en la Biblia no se mencionan en ningún momento, pero según la creencia popular, estos vienen del historiador Agnello, del siglo IX, que se refiere a ellos en su obra 'Pontificalis Ecclesiae Ravennatis'. Cada uno tiene sus propias características y significado.

Melchor:  anciano con barba blanca, que representa la tercera edad y, en concreto, a los europeos. Su presente al Niño es oro, es decir, la realeza de Cristo. 

Gaspar: rocede de la zona asiática y simboliza la juventud. Su regalo, el incienso, evoca la divinidad de Jesús.

Baltazar: la representación de África. Su obsequio es la mirra, que se utilizaba para embalsamar cadáveres y, por ello, destaca la humanidad.