Es necesaria una capacitación en escenarios y contextos

La Cuarta Revolución Industrial plantea nuevos desafíos que una buena interacción entre líderes y empleados puede ayudar a superar

Martín Saiz *

La preocupación de las empresas por tener empleados capacitados para ejercer sus funciones no es algo nuevo. Oscar Blake en su libro de 2008 compartía el primer antecedente de capacitación en una empresa argentina: "el primer registro formal data de 1826 cuando el Banco Nacional crea la academia de contabilidad, en donde se enseñarían temas tales como aritmética comercial, cambios monetarios, teneduría de libros y contratos. Surgiendo la misma como respuesta a una necesidad institucional de contar con los recursos humanos necesarios para ocupar las posiciones clave en las provincias."

Hoy, 193 años después, no tengo dudas de que cualquier líder de recursos humanos esgrimiría las mismas palabras. Históricamente existió y existe una brecha entre las competencias que las personas incorporan en los ámbitos educativos y las requeridas por las empresas. O en otra escala, las competencias adquiridas en la práctica operativa y las necesarias para afrontar una nueva actividad laboral.

Aquí podríamos pensar por qué las empresas necesitan algo y las entidades educativas no lo ofrecen, o bien si esa premisa es inexacta y cada persona tiene derecho a formarse en lo que desee independientemente de la empleabilidad consecuente. En este artículo me propuse repensar los contenidos de la actual brecha educativa y ponderar la necesidad de capacitar en escenarios y contextos.

La oferta educativa en términos ejecutivos o empresariales hoy está liderada por una serie de programas tales como PowerBI y Tableau que ofrecen nuevas posibilidades de procesamiento y visualización de datos. De igual manera, nuevas metodologías de trabajo llamadas "ágiles" se imponen con el objetivo de administrar mejor el tiempo, las reuniones y los recursos disponibles. En otras palabras, nos estamos formando para empresas más modernas, dinámicas, operativas, rápidas y necesitadas de eficiencia. El tiempo y los recursos siempre son escasos y el mensaje detrás de estas nuevas tendencias parece ser bastante claro.

Sin embargo, considero algo estamos omitiendo: ¿por qué las empresas necesitan empleados más ágiles, dinámicos y con competencias para procesar y visualizar inconmensurables cantidades de datos? Creo en la respuesta está lo que falta en la actual brecha educativa: el entendimiento de los escenarios y contextos.

En anteriores artículos compartí los pormenores de la cuarta revolución industrial y los problemas que erosionan las estructuras laborales argentinas. En suma a eso, un país que si algo no ofrece es certeza y estabilidad. Los negocios y sus industrias experimentan procesos de cambio con ciclos cada vez más cortos, cuando los ciclos educativos de las personas siguen estructurándose en torno a una carrera extensa y única.

Si las empresas capacitan en este tipo de programas y herramientas sin preocuparse por capacitar simultáneamente en nuevos escenarios y contextos, el resultado tal vez sea la generación de empleados autómatas que accionan sin entender la razón detrás. Cada vez que incorporamos una nueva competencia, modificamos una realidad y puede ser peligroso no saber por qué estamos cambiando. Otro aspecto importante de la contextualización es quienes serán los instructores de dicha capacitación: no hay espacio para externos, sólo los líderes organizacionales quienes con sus decisiones moldean escenarios pueden compartir sus expectativas con los empleados.

Resulta vital entender esta cuestión porque la interacción entre líderes y empleados en la contextualización de nuevas competencias puede enriquecer la toma de decisiones, generar compromiso y más ambicioso aún, proyectar escenarios y contextos futuros.

Evidentemente la historia muestra que la preocupación por capacitar en las empresas no es nueva y que brechas educativas siempre estuvieron a la orden del día. Los resultados deben alcanzarse y contar con las competencias necesarias dentro de nuestros recursos humanos es el principal camino. Siendo entonces los tiempos, los cambios, la dinámica de los negocios y la aparición de nuevas tecnologías algunos de los vectores que disparan acciones de capacitación, pareciera trascendente compartir con los empleados los escenarios y contextos que determinan la necesidad de incorporar esas competencias.

Nada peor que un empleado que recuerda una capacitación por la comida ofrecida o por el tiempo que le hicieron perder. Sin dudas la falta de contexto y la importancia de adquirir los nuevos conocimientos, generan esos recuerdos no queridos.

* Profesional del Área de Recursos Humanos

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