Las economías se reconstruyen alrededor de las políticas de cuidado en América latina
En diecisiete países de la región se definieron inversiones que están generando transformaciones y mostrando todo lo que se puede lograr
Todos los días, las mujeres y las niñas de América latina dedican hasta tres veces más horas que los hombres al trabajo de cuidados no remunerado; es decir, cocinar, limpiar, cuidar a las infancias y darle apoyo a las personas enfermas y mayores. Si observamos el panorama general, la escala es asombrosa. A nivel mundial, cada día se dedican 12.500 millones de horas al trabajo de cuidados no remunerado. En su mayoría, son las mujeres y las niñas las que están a cargo, a menudo sin descanso, sin salario y sin opción. Pero, ¿y si el cuidado no fuese invisible? ¿Y si se compartiera, valorara y apoyara de manera adecuada?
En toda la región se está dando una revolución de los cuidados. Con la experiencia y el apoyo de ONU Mujeres, diecisiete países están trabajando para rediseñar la forma en que se reconoce, se financia y se lleva a cabo el trabajo de cuidados. En ese marco, los gobiernos, las empresas del sector privado, las mujeres y las comunidades están reescribiendo las reglas para convertir lo que antes se consideraba un trabajo femenino no remunerado en políticas públicas, en servicios y en una responsabilidad compartida.
Los sistemas de cuidadosEn toda América latina, los gobiernos están reconociendo el trabajo de cuidados como una infraestructura pública esencial, al igual que las escuelas, los hospitales o las carreteras, y la tendencia continúan en aumento. Ciudades como Bogotá, Belém do Pará, Buenos Aires, Santiago, Monterrey y Quito, entre otras, están creando redes de servicios que integran el cuidado de las infancias y de las personas mayores, así como también del transporte, de la atención de la salud y del empleo.
Según los datos más recientes recogidos en Colombia y Chile se estima que el trabajo de cuidados contribuye con el 19,6% y el 25,6% del PBI nacional, respectivamente. Así, un trabajo hasta entonces invisible y sin reconocimiento se incorpora a las estadísticas económicas oficiales. Por su parte, tanto en México como en Perú, el acceso a los cuidados se ha integrado a la ley como un derecho humano.
En el centro de estas reformas están las voces de las mujeres: líderes comunitarias, cuidadoras y organizaciones que están creando en conjunto estos nuevos sistemas de cuidados para reflejar las necesidades reales tanto de las familias como de las cuidadoras.
El plan de BrasilEn Belém do Pará, la primera política de cuidados de Brasil a nivel municipal demuestra que las medidas locales pueden impulsar un cambio de escala nacional. El modelo de Belém, lanzado a través del proyecto Ver-o-Cuidado, ya ha influido en el desarrollo de la política nacional de cuidados de Brasil y sirve como ejemplo para otras ciudades:
- Setenta personas del sector público se capacitaron en el diseño de políticas de cuidados y dicha formación se ha extendido a nivel nacional mediante el modelo de aprendizaje electrónico.
- Más de trescientas cuidadoras, tanto remuneradas como no remuneradas, recibieron capacitación para comprender sus derechos, reconocer el valor de su trabajo y promover mejores políticas de cuidados.
- Treinta y tres líderes de la sociedad civil de dieciséis organizaciones se capacitaron en lo que respecta a la promoción de políticas de cuidados.
"El cambio más importante ha sido poner los cuidados en el centro de las políticas públicas, no solo en los debates académicos. Por primera vez, la política de cuidados en Brasil se está diseñando con la plena participación tanto del gobierno como de la sociedad civil", explicó Virginia Gontijo, responsable de programas de ONU Mujeres Brasil.
El caso de ChileEn Chile se está construyendo uno de los sistemas nacionales de cuidados más ambiciosos de la región, denominaddo Chile Cuida, moldeado por la experiencia de mujeres como Cortés Bravo, fundadora de Apañales. Es una red de base que apoya a las cuidadoras en comunidades vulnerables, así como también por la experiencia de miles de mujeres.
Mediante consultas públicas y nuevas leyes, el sistema de cuidados de Chile se propone llegar a 75.000 personas en los próximos años, con el apoyo técnico de ONU Mujeres, a fin de garantizar que nadie quede atrás. Y más de 12.000 personas (80% de ellas mujeres) dieron forma al sistema de cuidados de Chile mediante el diálogo público.
En 151 municipios se brindan servicios de cuidado a través de la Red Local de Apoyos y Cuidados (RLAC) de Chile, con planes de expansión nacional para 2026.
"La salud mental de las mujeres cuidadoras debe ser una prioridad. No solamente para sobrevivir sino también para vivir con dignidad", señaló Meredith Cortés Bravo, fundadora de Apañales.
¿Qué hace Panamá?Panamá está transformando la manera de valorar los cuidados al profesionalizar las funciones de cuidados remunerados y, al mismo tiempo, reequilibrar la carga de cuidados no remunerados que asumen las mujeres y las niñas. Un proyecto piloto en Juan Díaz, un barrio situado en el sur de la ciudad de Panamá, lidera el camino con planes para implementar el programa a escala nacional.
El Sistema Nacional de Cuidados de Panamá, aprobado en 2024, crea un marco para expandir los servicios de cuidados, construir infraestructura y profesionalizar el trabajo de cuidados a través de la capacitación, al tiempo que apunta a reducir las responsabilidades desiguales de cuidado que durante mucho tiempo han recaído en las mujeres.
El Plan de Local de Cuidados de Juan Díaz ya está ampliando los servicios para infancias, personas mayores y con discapacidad. Más de ciento veinte personas cuidadoras se capacitaron a través del primer diploma de cuidado de personas mayores de Panamá, lo que promueve la profesionalización y el reconocimiento.
Cabe destacar que, para 2026, cien personas cuidadoras de Juan Díaz, David y de La Chorrera habrán recibido capacitación y certificación para apoyar a las personas con discapacidad.