Los JJ.OO. de la Juventud y el fomento económico
Derecho económico
Brasil en 2014 tuvo su segundo mundial de fútbol y en 2016 las primeras Olimpiadas sudamericanas. La obtención de la designación de las sedes en el universo del fútbol o del olimpismo, siempre han implicado demostraciones de poder, alianzas, apuestas y, en ocasiones, acuerdos ilegales que terminaron en sedes judiciales distribuidas a los largo y ancho del mundo.
El balance muy satisfactorio de los Juegos de la Juventud en Buenos Aires, casi sin críticas de ningún sector politico, abre un amplio abanico de esperanza para aquellos que sueñan con la posibilidad de obtener la "cucarda" de la designación para el país o la ciudad, según se piense en el Mundial o en las Olimpiadas, respectivamente.
Como se comprenderá, la importancia y efecto político de la designación es mucho menor a la posibilidad de presidir los actos inaugurales de los magnos eventos analizados.
Pero aún así, la posibilidad de localizar en nuestra tierra cualquiera de esas organizaciones, disparará una importantísima movilización de capitales, créditos y regulaciones para encauzar los esfuerzos y expectativas de una sociedad pasional como la nuestra y de muchas inversiones descorazonadas pero conocedoras de los grandes impactos en varios sectores de la economía que genera el desarrollo de esos eventos globales.
Construcción, medios de comunicación, movilidad urbana, tecnología, seguridad y turismo son ámbitos de recepción directa de las inversiones que, además, vuelcan otras importantes cantidades de dinero en franquicias, publicidad y merchandising en fechas más cercanas a la realización de esos encuentros deportivos.
La regulación normativa de semejantes espectáculos atraviesan las potestades de los gobiernos nacionales. El crédito internacional, los convenios con las instituciones propietarias del show, la transmisión de imágenes, comunicación y el manejo de los datos producidos son simples ejemplos de la dificultad de los estados nacionales al encontrarse cara a cara con las corporaciones multinacionales que dominan los gastos y preferencias de sus seguidores distribuidos en todos los rincones del mundo.
Esa injerencia se ve potenciada por los esquemas de seguridad, control de doping, alojamiento y reglas de comunicación y publicidad de las que están totalmente excluidos los anfitriones.
La economía se mueve en base a expectativas. Y en ese orden las presentaciones de las candidaturas de la AFA y del COA conllevan un esfuerzo económico inicial que es independiente del resultado.
Si, eventualmente, se llega a la designación, es entonces cuando la intervención administrativa tiene su punto de máxima injerencia. Estadios, localizaciones, infraestructura y transporte serán ordenadas por planes maestros en los que el Estado Nacional y los estados subfederales pondrán en funcionamiento todo su potencial para optimizar las expectativas y analizar las ventajas de las herencias que dejan estas actividades sin par.
Claro, mirar 10 o 15 años para atrás se nos hace tan aleatorio como imaginar 12 o 14 por delante.Como decía Galeano, las utopías sirven para seguir avanzando.