Día cero: Robert De Niro es un ex presidente con superpoderes en un intenso thriller político
Una historia con resonancias muy actuales marcada por ciberataques, fake news, tecnoempresarios, conspiranoia y una deriva psicológica en el centro del poder.
Era un día como cualquier otro hasta que dejó de serlo. Un infierno se desata en Estados Unidos con colapso de tránsito, aviones sin control, trenes que descarrilan. Los celulares de millones de personas dejan de funcionar y en las pantallas se lee un mensaje: "esto pasará de nuevo". La amenaza mantiene en vilo a la población y pone al gobierno entre la espada y la pared. La catástrofe requiere de la acción de un líder intachable, capaz de reencauzar la vida de regreso al orden previo a aquella jornada de ciberataque que se conocerá como el Día Cero.
Robert de Niro vuelve al mundo de las series, tras su personaje en la tira argentina "Nada" de Mariano Cohn y Gastón Duprat, para encarnar a un respetado ex Presidente de los Estados Unidos, George Mullen, quien tiene sobre sus hombros la misión de encontrar a los culpables del ciberataque: es elegido para estar a cargo de la Comisión Día Cero. Para esto contará con amplias y polémicas facultades extraordinarias que desatan más de un tironeo y cuestionamiento en el ambiente político. En ese rol, sufrirá la presión de encontrar respuestas antes de un inminente segundo episodio y en medio de un entramado de secretos y paranoía que lo llevarán a desconfiar hasta de sí mismo. En ese sentido, resulta interesante cómo la serie trabaja el tema de las percepciones, los sentidos, especialmente lo sonoro.
La nueva miniserie estreno de Neflix (los seis episodios ya están disponibles), escrita y producida por Eric Newman y Noah Oppenheim, con Lesli Linka Glatter como productora ejecutiva y directora, tiene resonancias de gran actualidad. El caótico rompecabezas se despliega casi como un diagnóstico contemporáneo que no nos resulta desconocido: magnates tecnológicos, superpoderes, streamers claunescos y agitadores, mentiras, corridas bancarias, acusaciones cruzadas entre políticos y una sensación de inestabilidad, desconfianza y fragilidad que rodea a todas las instituciones.
Los límites del ejercicio del poder son un tema presente. "Cada dictador que tomó el poder dijo que sólo era temporal. ¿Y qué quedó cuando terminaron? Cementerios y ruinas. Siempre", dice el personaje de De Niro en uno de los episodios. Esto se aplica no sólo a los políticos sino también a los empresarios. "Las tecnológicas no quieren la intervención del gobierno hasta que sí la quieren", apunta Mullen a una de las multimillonarias estilo Sillicon Valley interpretada por Gaby Hoffmann. También le señala la diferencia de dos palabras con las que en inglés se alude a la "libertad", tan en boga: "liberty" (libertad civil) y "freedom" (libertad personal). Menciona una cita de Franklin que marca que es la libertad civil la que no se debe sacrificar en pos de la seguridad, no la libertad personal. Y apunta a la empresaria: "La segunda es la que permite a gente como vos hacer lo que quieren. La primera es la que nos protege al resto de nosotros de gente como vos".
El Thriller tiene un gran elenco, que incluye entre los actores principales a Jesse Plemons, Matthew Modine y Joan Allen, tensión que se renueva (aunque en el camino algunos nudos se desatan con demasiada facilidad) y un par de reflexiones sobre los condimentos de esta loca loca vida contemporánea.