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Evangelion: por fin, en plataformas, un clásico completo

Neon Genesis Evangelion, la serie que cambió el mundo del animé y de la ciencia ficción en general, más todos los largos todos que inspiró, por fin puede verse legalmente gracias a Netflix y Amazon Prime Video. Por qué es un "sí" rotundo.

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Albricias: pueden ver todo Evangelion. Todo todo, con dos servicios diferentes de streaming, claro, pero es mucho mejor que encontrar en la grilla de Locomotion algún episodio o conseguir DVD pirata de una de las mejores obras de ciencia ficción y fantasía de la última mitad de siglo. Lo festejamos porque, por primera vez, podemos en este lado del globo terráqueo disponer de esa joya y porque, además, es una obra clave para la imaginación contemporánea. Sí, es un animé. Sí, es una serie y también una serie de películas. La serie y un par de ellas se encuentran en Netflix; las películas nuevas -el proyecto Rebuild Evangelion-, están desde el pasado fin de semana en Amazon Prime Video. Así que vamos por partes.

Neon Genesis Evangelion comenzó como una serie creada por Hideaki Anno. Producida por dos estudios (Gainax y Tatsunoko, el segundo responsable de la bella y mitológica Robotech), cuenta qué sucede en un futuro distópico con un adolescente, Shinji, destinado a pilotar un robot gigante que se fusiona con él. Esto sucede después de un evento apocalíptico que destruyó gran parte del planeta; hay una organización llamada Nerv que tiene una especie de agenda secreta y el padre de Shinji, científico, trabaja para ellos. Los robots, o EVA, luchan contra unos seres extraterrestres llamados "ángeles". Los EVA solo pueden ser pilotados por adolescentes, y Shinji tiene una gran cantidad de problemas emocionales: desde su propio despertar sexual hasta la tristeza por la tensa relación con su padre y el fallecimiento de su madre. Pronto descubrimos que los EVA se fusionan más allá de lo meramente técnico con sus pilotos. Y que los "ángeles" tienen una misión que podríamos llamar metafísica. Detrás, hay algo llamado "proyecto de complementación humana", que tiene como fin reconstituir toda la Humanidad y unirla en una sola conciencia.

La serie -ya dijimos, en Netflix- tiene 23 capítulos y una coda. Los episodios tienen mucha acción, horror, humor (a veces pura caricatura) y elementos de comprensión difícil. Hay mucha iconografía judeocristiana, pero es importante saber que en Japón el cristianismo no es visto con ojos simpáticos (básicamente por las crueldades de los misioneros portugueses cuando trataron de conquistar ese país en el siglo XVI) y que es una mitología más para el ideario nipón. Pero sí hay algo que viene de lo puramente japonés: la idea de que incluso lo inanimado puede tener una conciencia o un alma. De todos modos, el espectador, aunque puede sentirse desconcertado, está totalmente subyugado por la acción y las imágenes, un tipo de animación a años luz del limitado animé de la era Mazinger.

Como el final de la serie resultó totalmente insatisfactorio, se rodó otro, El fin de Evangelion (en Netflix, también) que solo puede definirse como "Robotech y Godzilla se encuentran con David Lynch", y que resulta de las películas -son dos episodios pero funcionan como una unidad- más surreales, raras y fascinantes hechas en los últimos treinta años. El momento en el que llega el Apocalipsis final, con combinación de imágenes en vivo, más música pop, es directamente lisérgico, con un cuerpo de proporciones galácticas quebrándose sobre una Tierra llena de cruces lumínicas. No traten de entender y disfruten: en el fondo, la moraleja es si queremos vivir en un mundo imperfecto abriéndonos a los demás o en un universo perfecto e indiferenciado en constante presente. Además de serie y final, hay tres recopilaciones que "reducen" los episodios a lo esencial de la trama.

Pero dijimos que hay películas. Desde 2007 se realizó algo llamado Rebuild of Evangelion. Los personajes son los mismos y tienen el mismo diseño que en la serie (que es de 1995). Pero se trata de cuatro filmes que, sin alterar demasiado la trama original, vuelven más espectacular y más comprensible todo lo que parecía engorroso. Aquí hay otra planificación, más utilización de la computadora (impensable en 1995, recién ese año se estrenaría Toy Story y crecería el uso de lo digital en la animación) y más personajes.

La guerra contra los ángeles es la misma, y los conflictos personales, también. Las películas se llaman Evangelion: 1.0 You are (not) alone; Evangelion: 2.0 You can (not) advance; Evangelion: 3.0 You can (not) Redo; y la novísima Evangelion: 3.0+1.0 Thrice Upon A Time. En las últimas dos, la trama se aparta bastante de la serie y es en parte otra cosa, incluso si los personajes siguen siendo los mismos. La 3.0 ocurre catorce años después de lo que (sería) el final de la serie. La última es de este mismo año, 2021, y es la película más taquillera de Japón desde su estreno hasta hoy. Todas, dijimos, en Prime Video.

La cantidad de ideas, de diseños, de personajes, de experimentación visual que tienen tanto los episodios de la serie original como las películas (antiguas o nuevas) es notable y nada de lo que se hizo en el género, sobre todo en lo que respecta a lo fantástico y la ciencia ficción, dejó de sentir la influencia de las ideas de Hanno, que van de lo religioso a lo psicoanalítico. Pero lo mejor es el espectáculo sin límites que ofrece. Pruebe y sea feliz.

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