En la plataforma MUBI

Ocho disparos mortales: melancolía y tragedia en el paisaje rural nórdico

Serie de 1972 que retrata la precariedad de la vida de los pequeños granjeros en Finlandia. Elogiada por el gran Aki Kaurismaki

pboente

Las primeras imágenes son plácidamente bucólicas pero también contradictorias: un camino sinuoso rodeado de campo florecido y praderas con cabañas de madera, algunas clausuradas o deshabitadas. Se oyen voces de niños que entonan odas a la vida rural aunque la naturaleza sea cruel y haya que luchar por la tierra, por la vida. Todo se corta abruptamente. Invierno. El sonido de ocho disparos como campanadas. Silencio de nieve. En primer plano, el rostro de un hombre con la mirada ciega de tristeza. 

Como había hecho hace un tiempo con la serie The Kingdom de Lars Von Trier, la plataforma MUBI incorporó hace algunos días en su catálogo una serie que es una joya en la sección de obras redescubiertas. Ocho disparos mortales (Eight Deadly Shots) de Mikko Niskanen fue recientemente restaurada por el World Cinema Project de Martin Scorsese. Fue calificada por su compatriota finés Aki Kaurismäki como "una de las obras maestras del cine europeo". 

Inspirada en hechos reales, sigue los días del granjero Pasi en la remota Finlandia de los años 70. Muestra una realidad cruda de la vida rural en esos tiempos y cómo los habitantes de esas regiones buscan la forma de subsistir en circunstancias adversas, con pocas fuentes de ingreso.

El alcohol es protagonista de un relato dramático y trágico. "El alcohol fue la raíz de todos los males en nuestra familia", dice el epígrafe que resuena como mantra durante toda la narración.  Hay cosas sucediendo en el viejo bosque. Cuando Pasi empieza a destilar alcohol ilegal en el bosque con su amigo Reiska, su esposa se preocupa de que vuelva a beber en exceso.

Esta obra se transmitió originalmente como una serie de cuatro episodios realizados por la Compañía Nacional de TV pública de Finlandia. No se trata de una serie como la que pueblan actualmente el streaming, no tiene ni sus tiempos ni sus mecanismos ni la tensión de sus cliff hanger. Podría asemejarse más bien a una película larga en partes. Es una experiencia audiovisual y narrativa magnética. 

Mikko Niskanen, hoy uno de los directores más importantes de Finlandia, actúa acá y es pura sensibilidad con sus miradas melancólicas y estrelladas por la rudeza de su entorno. Combina la ternura de los mejores momentos familiares con la tragedia que se precipita, veloz como un disparo.  

Filmada en 16mm, con impecable fotografía en blanco y negro, ofrece una mirada cruda y profunda a los desafíos de la vida rural, abordando temas como el desempleo y la desesperación. "Acá en finlandia nunca vamos a tener un gobierno que haga algo por la agricultura o por los pequeños granjeros", dice uno de los protagonistas. El acercamiento al entorno y a los personajes secundarios por momentos se hace con secuencias casi documentales, de gran riqueza. Hombres que conversan, que mueven tractores, mujeres que cocinan y se preocupan. 

Más de una vez asoma el nihilismo. "No vale la pena ponerse a pensar si esta vida vale la pena. Hay que hacer todo lo que podamos por el tiempo que podamos", asegura otro de los personajes. El alcohol entra como un rayo que enciende todo un segundo pero también destruye: "tan solo unos tragos para iluminar esta vida tan dura", ruega el protagonista. 

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