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Pasiones amorosas de todo tipo en el acervo de Mubi

Sexo, locura, sumisión, crimen y risas: con eso se puede describir la selección que la plataforma Mubi ha creado con filmes de todo el mundo -de Hollywood a Brasil, de Francia a Hong Kong y Buenos Aires- sobre lo que implica incendiarse en la pasión amorosa. Pasen y vean.

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Hay dos modos para las historias de amor en el cine: el de la comedia romántica, el del melodrama quizás trágico. Dos polos cuyo común denominador es ese misterio que atrae personas de un modo irrenunciable y que solemos designar como "pasión". La variedad es mayúscula y, dicho sea de paso, el tema del amor es probablemente el que puede declinarse en mayor cantidad de casos. Hay una selección en Mubi, la plataforma dedicada a clásicos y a cine de festivales, que viene al pelo para entender tal variedad de, bueno, pasiones.

Vamos a comenzar por el híper clásico híper prohibido pero maravillosamente filmado El imperio de los sentidos, de Nagisa Oshima, que en nuestro país recién se estreno como correspondía hace dos años (tal cual). La historia se basa en un caso real: en los años treinta, en Japón, una ex prostituta y el dueño de un hotel ingresan en una relación pasional, sexual, que se vuelve cada vez más posesiva y terrible. Aunque tiene sexo explícito, no es ni por asomo una película pornográfica, sino la exposición física de una relación destructiva. Sigue siendo la obra maestra del realizador, que además dejó unos cuantos clásicos a la misma altura. Y merece verse también por su retrato social.

Un poco parecido, pero en un tono completamente distinto -el de la comedia alocada- ¡Átame! significó sobre todo la consagración internacional de Pedro Almodóvar -que venía de ser nominado al Oscar por Mujeres al borde de un ataque de nervios- y de Antonio Banderas. Una estrella de cine secuestrada por un admirador comienza una relación casi sadomasoquista (sin casi) que deriva en un amor de una libertad absoluta. De lo sórdido, Almodóvar pasa sin solución de continuidad a lo cómico y a lo luminoso en uno de los filmes más incorrectos de su obra.

Por muchas razones, Happy Together es una película histórica. Significó la consagración definitiva de Wong Kar-wai tras el éxito del policial (o algo así) Chungking Express, se rodó casi inadvertidamente en Buenos Aires (es increíble el uso temático del cartel del Cosmos Hotel de Constitución) y narra con mucha sensibilidad el amor entre dos hombres. Que nunca cae ni en lo sórdido, ni en lo exhibicionista, ni en lo condenatorio: se trata de un melodrama cuyo mayor villano es el tiempo, contado con total sensibilidad y no poco placer por el cine.

Un poco nos entusiasmamos, hay que admitirlo, con La Pianista, drama erótico-satírico de Michael Haneke, quizás el mayor retratista de la crueldad de las últimas décadas. El cuento es el de una profesora de piano completamente reprimida pero con deseos sexuales poco ortodoxos (Isabelle Huppert, que parece haber nacido para este rol) que deriva poco a poco en la locura y en la perversión más absoluta (y cuando hablamos de "perversión" no nos referimos a lo sexual). La tensión de la película es notable y el personaje es uno de los mejores monstruos que dio el cine contemporáneo, bastante más terrible que Godzilla. El secundario de Annie Girardot, de paso, es un perfecto ejemplo de actriz que hace lo que nadie espera, y de modo perfecto.

En el fondo, Buffallo 66 es más una comedia romántica que otra cosa. Dirigida y protagonizada por Vincent Gallo (tipo difícil, todo hay que decirlo) y con una Christina Ricci fuera de lo común, cuenta cómo un ex presidiario rapta a una chica para que finja ser su novia ante sus padres. La cuestión es que la chica está más loca que el presidiario y se toma su rol absolutamente a pecho. Destaca no sólo por la audacia de su planteo -un poco como sucede con ¡Átame!- sino por el muy preciso trabajo de dirección de actores. Probablemente, repetimos por si hace falta, sea el mejor trabajo de Christina Ricci más allá de la gran Merlina de Los Locos Addams 2 (no es una broma: ¡Vean Los Locos Addams 2!).

Aunque varias veces la mencionamos en estas páginas, no está de más recordar Jóvenes Asesinos, opera prima del estadounidense Michael Lehman, gran comediógrafo. Aquí, cuando Tim Burton comenzaba a autorizar el humor negro, se narra la historia de un montón de chicas llamadas Heather (la película, claro, es el clásico Heathers, luego musical en Broadway), de una recién llegada (extraordinaria Winona Ryder en su mejor momento) y de un chico agradable, bueno, comprensivo y asesino psicótico interpretado por Christian Slater. En medio de las modas ochentosas y la frivolidad, la película "de secundarios" más cáustica de la historia.

Y por último, amigos, seguramente recuerdan el enorme éxito de los setenta -y ochentas- que reventó cines en varios países, la brasileña Doña Flor y sus dos maridos, basada en una novela de Jorge Amado y que hizo estrella global a Sonia Braga. La mujer casada con un farmacéutico casto que recuerda a su antiguo y lujurioso marido y lo trae nuevamente a la vida fue un cachetazo a la censura, la moral y las buenas costumbres cuando en América Latina las dictaduras campeaban en casi todas partes. Sigue siendo una película de una vitalidad arrolladora, de una enorme alegría donde la pasión sexual es un camino de liberación emocional y personal. Si no es una obra maestra (claramente no lo es), tampoco se lo propuso: sólo sacudir a una sociedad anclada en ideas reaccionarias. Lo logró, conquistó el mundo, todavía está vigente y es un clásico indiscutible.

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