Panorama

Salida del default y el impacto en Pymes y sus acreedores

Martín Ghirardotti y Lorenzo Lett (*)

Luego de haberse anunciado el Acuerdo logrado en la reestructuración de la deuda soberana bajo ley extranjera, entendemos que, entre otros temas relevantes, restará resolver la refinanciación de las deudas de origen financiero y comercial a nivel empresario.

 Debido a las recurrentes crisis económicas que atravesó el país en los últimos años, y por la situación generada por la pandemia del Covid-19, numerosas compañías están evaluando alternativas a la hora de renegociar sus deudas en forma amigable. Se esperaba, en principio, una ola de presentaciones de Concursos Preventivos, pero esto hasta el momento no se verificó. Lo cierto es que el endeudamiento de las empresas con el sector comercial y bancario en numerosas casos es crítico, pero además sufren una fuerte contingencia fiscal y laboral por los altos costos relacionados a la presión desde las distintas esferas estatales y al mantenimiento del empleo en el periodo de esta larga cuarentena que estamos transitando.

En este escenario, visualizamos que, en la mayoría de los casos, esta problemática se resolverá en el ámbito de un proceso de negociación privada amigable entre deudores y acreedores, sobre todo en compañías con mayor incidencia de pasivos bancarios y comerciales. Ahora bien, las empresas en donde tengan mayor relevancia los pasivos de índole fiscal y laboral, posiblemente también puedan analizar alternativas de presentaciones en procesos vigentes de moratorias y acceder a ciertos instrumentos de apoyo estatal con el objeto de sostener el empleo.

En este sentido, dependiendo de la estructura de deuda y del temor a la intervención estatal, las empresas van a tender a ir hacia a acuerdos privados, o en los casos donde la deuda laboral sea muy alta una alternativa será el concurso preventivo.

Es importante destacar que en momentos de crisis , las empresas endeudadas van a priorizar el pago de salarios y proveedores claves, quedando los bancos y el fisco en un segundo lugar. Es aquí, donde nacen distintas alternativas para renegociar deuda financiera y se impone la creatividad en las propuestas a presentar por parte de las Compañías.

En general, si se trata de pasivos con el sistema financiero, es clave formar un Equipo de Negociación Interdisciplinario que aporte ideas y estrategias de negociación para trabajar con acreedores profesionales habituados a actuar en procesos de renegociación. De esta manera, se preserva al management de participar en negociaciones desgastantes, y podrán focalizarse en la gestión normal del negocio.

Hoy, los bancos por cuestiones técnicas más cierta presión estatal pretenden refinanciar estas deudas y evitar la clasificación morosa de su cartera crediticia, por lo que es muy probable encontrarnos con funcionarios más flexibles proclives a escuchar propuestas sustentables basados en proyecciones económico-financieras logrables en plazos más largos.  En cuanto a los proveedores comerciales, va a depender de cuán estratégicos son los mismos y de la capacidad comercial de la Compañía para negociar mayores plazos para fondear sus necesidades de capital de trabajo. En todos los casos, definir lo antes posible presentarse a un proceso de reestructuración amigable es una señal de buena voluntad ante el Acreedor e incrementa sustancialmente las posibilidades de llegar a un acuerdo exitoso. En este sentido, el timing es clave. Asimismo, para lograr acuerdos privados exitosos, será relevante contar con planes de negocio creíbles, como así también balances y memorias bien confeccionados. 

Entendemos que en el futuro próximo los acreedores tendrán restricciones para no incrementar su cartera morosa, y es ahí donde están las mejores oportunidades para las compañías deudoras para iniciar procesos de renegociación exitosos.

Los autores: Lisicki Litvin & Asociados (*)

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