El Gobierno nacional anunció este martes la quita de aranceles para la importación de celulares, con el objetivo de bajar los precios, y la reducción de los impuestos internos para equipos ensamblados en Tierra del Fuego.

El ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, dio a conocer su opinión en favor de la reducción de los aranceles de importación de una serie de productos electrónicos que se producen en territorio fueguino, entre los que se destacan los teléfonos celulares, los televisores y los aires acondicionados.

El futuro de Tierra del Fuego, según Sturzenegger

El funcionario aseguró que el régimen de promoción industrial en Tierra del Fuego tuvo un efecto “devastador” en el potencial económico de la provincia y generó un impacto negativo en el nivel de empleo en el resto del país, por lo que su eliminación permitirá a la isla alcanzar una prosperidad superior a la de Nueva Zelanda, con ingresos equiparables a los de países europeos.

En un posteo de la red social X, se refirió al impacto que esa reducción arancelaria tendrá a su juicio con “el empleo, con la convergencia de productividad y con el efecto en la isla”, asegurando que la protección aplicada, lejos de promover la economía del lugar, bloqueó el potencial de una provincia que “tiene de todo” y que “debería ser un parque de diversiones mundial que reciba millones de turistas al año”.

 

Empleo

Sturzenegger pidió analizar las consecuencias de la protección arancelaria en el empleo “desde la óptica del equilibrio general” y desde ese punto de vista admitió que “es cierto que la menor protección pueda reducir algún empleo en la isla”, pero aseguró que, según una estimación que se había hecho “en algún momento”, provocó una pérdida neta en el resto del país de unos 60.000 puestos de trabajo.

“El menor costo de la electrónica para 47 millones de argentinos implica un dinero ‘extra’ en el bolsillo que gastarán en otras cosas”, planteó, para agregar que ese gasto adicional generará “mucho más (empleo) que los que se pierden, porque el ensamblaje es una actividad poco mano de obra intensiva, por ejemplo, relativo a servicios”.

 

Productividad

 

Sturzenegger se refirió a la exposición del presidente y CEO de Newsan, Luis Galli, quien en el Congreso del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF) dijo el martes que “faltaba para converger en productividad”, lo que dejaría en desventaja a la industria local para competir con las de otros países.

“Es un clásico que las industrias protegidas nunca convergen en productividad”, adujo el ministro, quien recurrió a un trabajo que editó años atrás titulado “Endogenous Learning and Trade Policy” (Aprendizaje endógeno y política comercial).

En ese estudio, postulaba que “como la protección viene motivada por el diferencial de productividad, el empresario internaliza el efecto de la mejora de su productividad en la baja de protección y por ende nunca converge a la productividad internacional”.

“El resultado: por diseño nunca habrá convergencia. Por eso pienso que abrir la importación de bienes de capital usados va a llevar a nuestra industria de bienes de capital a ser de clase mundial en unos años. Pero si manteníamos la protección se hubieran quedado donde están”, concluyó.

 

El futuro de Tierra del Fuego

 

Para Sturzenegger, el efecto del régimen de protección fue “devastador” para Tierra del Fuego que, a su parecer, “podría ser Nueva Zelandia, en realidad mucho más que Nueva Zelandia, porque es la puerta al destino turístico con mayor potencial del mundo que es la Antártida”.

En su posteo, destacó que la isla “tiene de todo: mística, navegación, trekking, cruce de los andes, glaciares, gastronomía, esquí en contra temporada, incluso tiene energía a morir”.

“Debería ser un parque de diversiones mundial que reciba millones de turistas al año. En pocos años debería converger a niveles de ingreso europeos”, aventuró, para contrastar con una realidad en la que, aseguró “le degradamos el paisaje con galpones industriales”.

 

En una comparación con otros países, sostuvo que “es como si a los norteamericanos se les hubiera ocurrido hacer un parque industrial en Yosemite o Yellowstone”.

El funcionario consideró que “ni se le puede echar la culpa a los militares”, que implantaron el régimen de Promoción Industrial a principios de la década del '70, ya que por entonces “era otro mundo”, en el turismo internacional no tenía el desarrollo de la actualidad.

“Pero 50 años después, encuentro insólito que las autoridades de la isla no lo vean”, finalizó.