Belén, la película de Dolores Fonzi, elegida para buscar un lugar en los Oscar
La candidata argentina, su elección y las posibilidades
Finalmente, Belén, dirigida por Dolores Fonzi y estrenada el pasado jueves, será la representante argentina tant en los premios Oscar como en sus equivalentes españoles, los Goya. Superó en votos para los Oscar a Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, de Hernán Roselli (presente en la última Quincena de los Realizadores de Cannes), a La mujer de la fila (producción de Netflix) y a Homo Argentum, el filme de la dupla Cohn-Duprat que resultó el mayor éxito de taquilla local desde 2020. Para los Goya, era candidata Gatillero (el policial de Christian Tapia Marchiori virtuosamente rodado en un solo plano) en lugar de Algo viejo...; el resto de la lista era el mismo.
Es imposible saber realmente cuáles fueron las razones de la elección. También es imposible saber si el filme de Fonzi llegará a los nueve que en enero conforman la lista corta de los premios de la Academia de Hollywood o si luego pasará a las cinco nominadas finales.
Las listas de candidatas tienen alguna rareza: no figura Mazel Tov, de Adrián Suar que, si bien transcurre en Buenos Aires entre miembros de la colectividad judía, es perfectamente trasladable a otras latitudes. Pero a la Academia argentina no le interesó. En cuanto a Homo Argentum, hubo un fuerte lobby crítico y periodístico donde se indicaba que no era "una elección adecuada" por ser "muy local". Quizás sea cierto, pero es raro que también haya sido obviada para los Goya, cuando Cohn y Duprat logran muy buenos números en ese mercado.
Belén, se dijo, es producción del empresario Hugo Sigman, que ha tenido varios éxitos en el cine local (Relatos salvajes, El Clan, El Ángel) y últimamente su empresa K&S ha realizado también la serie El Eternauta para Netflix. La película es un docudrama correcto sobre el célebre caso de la joven tucumana encarcelada por homicidio tras haber tenido un aborto espontáneo, y la reacción que generó y llevó finalmente a la aprobación de la legalización del aborto en nuestro país. Caso real, repercusión internacional, melodrama de juicios (suelen funcionar bien en casi todo el mundo) y tema políticamente relevante: la última película argentina nominada al Oscar, Argentina, 1985, contaba con los mismos elementos. Es probable que se votara en ese sentido.
De todos modos, el Oscar internacional (así se llama desde hace un par de años) es quizás el más difícil de conseguir. Las nominaciones las deciden aquellos miembros de la Academia de Hollywood que desean votar tal categoría, es decir que nunca se sabe realmente cuántos son.
Luego, están obligados a ver cierta cantidad de películas (no todas, que se acercan todos los años a la centena) y, de allí, a hacer la lista. Lo que suele suceder es que los filmes con presencia en festivales grandes tienen muchas más chances. No porque sean mejores, sino porque esas muestras les proveen una cobertura de prensa -y, sobre todo, un conocimiento- mucho mayor que al resto.
Las productoras suelen organizar proyecciones para los académicos, e implica un gran trabajo de lobby lograr que las candidatas se vean. Obviamente no pasa con los títulos "grandes" del propio Hollywood, de allí la diferencia (y la dificultad).
Belén figura en la grilla de San Sebastián (que, hay que decirlo, no es Cannes o Venecia). Y tiene un problema: su estreno en salas es limitado porque irá rápidamente a plataformas. Lo mismo sucedió con Argentina..., salvo que el éxito de público en nuestro país retrasó su ingreso a la grilla de Prime Video (llegó al millón de espectadores). Si bien es una práctica bastante común para películas que terminan nominadas (el caso de casi todo lo que pasa por Netflix, entre ellas las multinominadas Roma, de Alfonso Cuarón; Mank, de David Fincher; y Los dos Papas, de Fernando Meirelles), no siempre es bien vista por una industria que teme por la caída del público en las salas. Aunque, otra vez el caso de Argentina..., en la categoría "internacional" tal restricción suele pesar menos. De hecho, la ganadora en 2023 fue Sin novedad en el frente, producción de Netflix que la mayor parte del mundo vio sólo en plataformas o con muy poca distribución en salas.
Si la pregunta, entonces, es si Belén tiene chances, podemos decir que las mismas que tiene una película de países periféricos que no pasó por alguno de los dos festivales "grandes", y que todo depende de las relaciones públicas que puedan hacer sus productores. Lo curioso es que esto vale para cualquiera de las otras películas precandidatas sobre las que eligió la Academia (si bien es cierto que la película de Rosselli estuvo en Cannes, fue en una paralela; prestigiosa, pero sin el peso de la Selección Oficial en estos casos).
Seguramente habrá especulaciones y discusiones al respecto durante el fin de semana, y luego pasaremos a otra cosa y se esperará a enero, cuando se dé a conocer la lista de nueve precandidatas a las nominaciones finales. En cuanto al Goya, es casi seguro que Belén va a estar nominada (Sigman produce mucho en sociedad con España y todas sus películas entraron a esos premios) y tiene buenas chances de ganar. En última instancia, la lista de películas argentinas "competitivas" para estos premios sigue siendo demasiado corta, y los argumentos extracinematográficos, demasiado pesados y sobreactuados. Quizás haya que volver a hablar de cine.