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Cuando el cine comienza: grandes operas primas en MUBI

Algunos de los mejores cineastas contemporáneos comenzaron sus carreras con películas perfectas. La platafotma MUBI subió varios ejemplos de cómo arrancar en el cine, con nombres que ya forman parte del paisaje grande del séptimo arte.

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Es para festejar que MUBI haya subido una selección de operas primas. Sobre todo porque los directores representados por ellas son de lo más importante (no siempre lo mejor, aunque aquí no hay una sola película mala) que tiene el panorama cinematográfico contemporáneo. Los nombres probablemente los sorprendan y hay en la selección algunas joyas que eran de muy difícil acceso incluso de manera non sancta. Así que recomendamos calurosamente esta lista.

Uno de los directores más afamados e importantes de hoy es Christopher Nolan. Un tipo reflexivo que construye con minuciosidad casi enfermiza sus películas y que ha optado por un tipo de relato no siempre cronológico, combinado en cuanto a personajes y situaciones por el clacisismo. La combinación suele ser atractiva, aunque no siempre funciona bien y muchas de sus películas se resuelven en el diálogo o la explicación. Pero no hay dudas de que, cuando la pega, fascina. Su primer largo se llama Following y parece improvisación (pocos actores "reales", cámara en mano, rodada en la calle, blanco y negro, presupuesto mínimo). Pero no: es de un rigor absoluto. La historia de un escritor aburrido que comienza a seguir gente al azar por la calle hasta que encuentra a un ladrón y cae en el mundo del crimen es rigurosa y casi perfecta (casi, de hecho, su mejor película). Todo Nolan ya está en esos setenta minutos.

Hay clásicos: por ejemplo I pugni in tasca (Los puños en los bolsillos), del operístico y revulsivo Marco Bellocchio. Aquí no llegamos a los enormes decorados de Vincere, quizás su melodrama más desaforado, pero sí aparecen todas las constantes respecto de la mirada revulsiva alrededor de la sociedad contemporánea. Un hombre, harto de su familia nuclear muy poco funcional, trama un plan totalmente desquiciado para liberarse de ella. Pero lo que vemos, con furia y no poco humor, es una especie de patada en la entrepierna a lo que se considera "sociedad burguesa". Por cierto, la religión y la moral establecida son parte de los blancos. Lo importante en el caso de Bellocchio es que todo ese derroche es absolutamente creíble y la película mantiene la tensión de un buen thriller de principio a fin.

Todos conocemos a Noah Baumbach tanto por sus colaboraciones en comedias (la última es Barbie, de su pareja Greta Gerwig, pero fue guionista de muchos filmes de todo tipo, incluyendo la joya Madagascar 3) como por sus propios filmes, también comedias (a veces dramáticas, a veces asordinadas como Historia de un matrimonio o Los Meyerowitz) donde retrata a su propia generación, una que no puede terminar de dejar atrás la adolescencia (especialmente los hombres). De eso se trata Kicking & Screaming, donde cuatro amigos evitan, refugiados en la cultura popular, el paso definitivo para crecer mientras las mujeres sí lo hacen. Un gran debut, de lo mejor que hizo Baumbach como realizador.

Hoy la francesa Justine Triet está bajo los reflectores de la cinefilia por su película premiada en Cannes Anatomía de una caída, que muestra con tensión y rigor la disolución de una familia. Pero su primer filme fue La batalla de Solferino, una comedia donde una periodista debe cubrir las elecciones presidenciales de Francia de 2012 en la calle (y pasaron cosas ese día: todo está filmado al mismo momento que los acontecimientos, rara hazaña), pedir ayuda a su novio, enfrentarse a su ex marido (totalmente inmaduro) y llevar a sus hijas pequeñas con ella. Es una comedia de costumbres atravesada por el rigor de la Historia, y uno de esos retratos femeninos que dejan huella en el espectador. Casi una hazaña cinematográfica por la ocasión y la forma en que se registraron tanto la ficción como los hechos políticos reales.

Desorden es la primera película de Olivier Assayas, nombre central en el cine francés desde los años 80 y ex crítico de Cahiers du Cinéma. Ergo, hay no poco de la Nouvelle Vague en su obra, que combina muchas veces la mirada realista con la ficción y las herramientas de los géneros cinematográficos. Aquí hay en parte un thriller: un grupo de jóvenes asalta una tienda de música y accidentalmente matan al dueño. Al mismo tiempo, tienen una banda a la que comienza a irle bien. Y al mismo tiempo, hay un amor cruzado que no termina de cuajar o de romperse. Con todos esos elementos, Assayas muestra un retrato preciso de una generación post punk, la de finales de los ochenta, sin norte real.

Y a los Hermanos Coen los conocemos de memoria, son de los cineastas más respetados e influyentes y, si lo pensamos bien, los satiristas más cumplidores desde mediados de los ochenta. Donde arrancaron con un éxito que nadie esperaba y que en la Argentina se mantuvo meses en trasnoche: Simplemente sangre. Es un thriller con traiciones, es el debut en el cine de Frances McDormand (que después se casó con Joel Coen), tiene colaboración del gran amigo de los Coen Sam Raimi, y momentos sorprendentes en los que uno se pregunta si se están tomando las cosas en serio o no. Y sin embargo, hasta el final, el espectador queda enganchado con la historia de infidelidad y venganza que la película va narrando. Una joyita.

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