El pasado domingo se entregaron los MTV Movie & TV Awards, los premios que la mítica -y un poco de capa caída- emisora de videos musicales (y demasiados realities en las últimas décadas) entrega a las producciones audiovisuales de cada año. Es, de hecho, el premio que hay que ver con más atención para comprender cómo se produce y qué se va a producir en el mercado que aún domina la producción de series y películas en Occidente, lo que implica un impacto global. No debería asombrarse nadie: la gran ganadora de la noche fue la serie de Marvel/Disney+ WandaVision, con cuatro premios; Falcon & El Soldado de Invierno, la otra serie de Marvel, se llevó otros dos galardones. Hay que sumar a esto que Scarlett Johansson fue galardonada con un premio especial, y que Chadwick Boseman (que fue Pantera Negra) se llevó póstumamente el de actuación por La madre del blues (película de raro perfil para MTV). 

Marvel, entonces: es la principal potencia en esa rara, poderosa parte de la torta demográfica que va de la infancia a los 30 años, y que son los que más consumen la cultura pop y todos sus subproductos. Los MTV Awards son sintomáticos de eso: qué es lo que acepta el público. No debería de haber sorpresas, de paso, si dos contenidos juveniles como Bridgeton (como el premio a Boseman, teñido de corrección política) y A todos los chicos que amé tuvieran también premios: es Netflix, la otra gran fuerza del entretenimiento global.

Los MTV son premios divertidos, distendidos, con humor y música y, sobre todo, votados por los propios espectadores. Es decir: si los Oscar son lo que Hollywood quiere que se piense de él, los MTV premian lo que realmente es. Y resulta un excelente análisis del negocio, hoy en manos de superhéroes.