El Banco Central Europeo (BCE) redujo hoy sus tres tipos de interés clave en 25 puntos básicos, en un intento por reforzar la competitividad de la zona euro frente al avance de las tensiones comerciales desatadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Con esta decisión, el organismo monetario completó su séptimo recorte en el actual ciclo bajista, y el sexto consecutivo.

El Consejo de Gobierno del BCE bajó la tasa de depósito —referencia para el exceso de liquidez bancaria— al 2,25%, el nivel más bajo desde febrero de 2023. El tipo aplicable a las operaciones principales de financiación quedó en 2,4%, mientras que la facilidad marginal de crédito se ubicó en 2,65%, informa el medio español elEconomista.es.

“El recorte responde a una evaluación actualizada de la inflación, su dinámica subyacente y la intensidad de la transmisión de la política monetaria”, informó el BCE en su comunicado oficial.

La presidenta del organismo, Christine Lagarde, afirmó que la decisión fue unánime y descartó que se haya discutido una rebaja mayor. En conferencia de prensa, advirtió que la escalada de medidas proteccionistas por parte de Estados Unidos alteró el panorama económico global y obligó al BCE a acelerar su respuesta.

“El deterioro de las perspectivas económicas, la interrupción del comercio internacional y las malas condiciones de inversión marcan un horizonte nublado”, señaló Lagarde. A pesar de este contexto, destacó que la zona euro mantiene una mayor resiliencia que en crisis anteriores.

En el mismo sentido, el BCE reconoció que las tensiones comerciales redujeron la confianza empresarial y podrían endurecer las condiciones de financiamiento. Esa combinación amenaza con profundizar el débil crecimiento de la región, que en 2024 registró apenas una expansión marginal. Según el organismo, el escenario se aproxima a una posible recesión si persisten los choques externos.

Pese a los recortes, Lagarde evitó confirmar si el BCE ingresará en una etapa de política monetaria claramente expansiva. “La tasa neutral funciona en un mundo sin shocks, y no vivimos en uno”, sostuvo. De este modo, el organismo reiteró que evaluará “reunión a reunión” el rumbo de las tasas, sin comprometerse con una senda predefinida.

En marzo, el BCE había dado señales de que se acercaba al fin de los recortes, pero el impacto de la nueva ofensiva arancelaria obligó a revisar la estrategia. La fortaleza reciente del euro y la caída del petróleo ayudaron a contener la inflación, que bajó al 2,2% en marzo, y dejaron más margen para intervenir sin arriesgar un repunte inflacionario.

Carsten Brzeski, economista jefe de ING, observó que “lo que empezó como una corrección gradual se convirtió en una carrera hacia tasas neutrales” y anticipó nuevos ajustes si se mantiene la presión externa.