El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha puesto su mirada en Chicago como el próximo objetivo de su controvertida campaña de seguridad. En una declaración desde el Despacho Oval, Trump afirmó que la ciudad es un "desastre" y criticó la "incompetencia" del alcalde Brandon Johnson, del Partido Demócrata.

Según el mandatario, ya ha recibido peticiones de intervención por parte de "mujeres guapas afroamericanas" que buscan frenar la violencia armada en la ciudad.

Trump ya ha autorizado el despliegue de la Guardia Nacional en Washington DC, y anticipa que Chicago será el siguiente paso en su lista de ciudades a intervenir.

"Vamos a hacer que nuestras ciudades sean muy seguras", declaró, sin ofrecer detalles específicos sobre cómo planea llevar a cabo esta intervención.

El presidente también ha expresado su disposición a "ayudar" en Nueva York, sugiriendo que su enfoque de federalizar la seguridad podría extenderse a otras ciudades.

En los últimos días, Trump ha defendido que sus esfuerzos en Washington ya están dando resultados, aunque no ha establecido un plazo para retirar a los efectivos de la Guardia Nacional de las calles.

La decisión de intervenir en Chicago se enmarca en su estrategia de abordar lo que considera altos niveles de criminalidad en ciertas ciudades, una medida que ha generado tanto apoyo como críticas en el ámbito político y social.