Robots de guerra: el arma secreta ucraniana que desafía los límites del combate humano
Ucrania acelera el uso de robots armados en el frente contra Rusia. Pueden disparar desde trincheras o avanzar bajo fuego, sin poner en riesgo a sus soldados
En medio de la guerra con Rusia, Ucrania incorporó una nueva estrategia en el campo de batalla: el uso de robots terrestres armados capaces de disparar sin exponer a sus tropas. “Pueden hacer cosas que ni siquiera los soldados más valientes podrían”, aseguró Oleksandr Yabchanka, responsable de sistemas robóticos del batallón Da Vinci Wolves, en diálogo con Business Insider.
El despliegue de estos dispositivos forma parte de la carrera tecnológica que enfrenta a Kiev y Moscú. A las ya habituales unidades aéreas no tripuladas, se suman ahora vehículos robóticos que evacúan heridos, transportan y colocan minas, se autodestruyen en posiciones rusas o disparan armas desde coberturas reforzadas.
El Ministerio de Defensa de Ucrania aprobó en abril el uso del complejo robótico terrestre D-21-12R, fabricado localmente y equipado con una ametralladora Browning calibre .50 de origen estadounidense. También se destaca el modelo “Burya”, producido por la empresa ucraniana Frontline, que monta un lanzagranadas automatizado sobre un trípode o un vehículo con orugas.
Los soldados ucranianos operan estos sistemas a distancia. En trincheras o refugios, las ametralladoras tradicionales exponen a quienes las manipulan a ataques de artillería, drones o lanzagranadas. Con robots, explican, “se puede tener exactamente el mismo escenario, pero con una máquina en lugar de una persona que pueda ser herida o asesinada”.
Yabchanka comparó los lanzagranadas robotizados con el que usaba Arnold Schwarzenegger en Terminator 2, aunque aclaró que los actuales son “ligeramente mejores”. Lejos de los androides bípedos de la ciencia ficción, los modelos ucranianos operan como torretas móviles o estacionarias, similares a una ametralladora sobre ruedas.
Sin embargo, su uso a gran escala aún enfrenta obstáculos. El principal es la dificultad para mantener el control remoto en zonas con interferencia rusa o bajo ataque físico. “Se transforman en una pila cara de chatarra metálica”, advirtió el oficial.
Aunque no todas las unidades ucranianas cuentan con acceso a estos equipos, Yabchanka afirmó que su batallón ha sido pionero en el desarrollo e implementación, y que comparten su experiencia con otros frentes.
Empresas de países aliados también participan. Milrem Robotics, de Estonia, desplegó sus vehículos no tripulados THeMIS en zonas controladas por Ucrania. “Apoyan al ejército yendo a posiciones donde no quieren mandar a sus tropas”, explicó el CEO Kuldar Väärsi.
En la práctica, los robots se modifican sobre la marcha. Los soldados mantienen contacto directo con los desarrolladores ucranianos, que actualizan los prototipos según las condiciones del terreno. “Lo que era relevante hace seis meses ya no lo es”, advirtió Yabchanka, quien llamó a los países europeos a colaborar con Ucrania en el desarrollo de tecnología militar.
Mientras se incrementa la inversión estatal y privada en estos sistemas, el uso de robots terrestres —también conocidos como drones de tierra o vehículos no tripulados— redefine el combate moderno. El terreno, por ahora, es de prueba, pero su potencial crece al ritmo de la urgencia y la guerra.