Uno de los grandes anhelos de Elon Musk es ir a la Luna y volver, y luego hacer lo propio con Marte. Por eso construyó Starship, el asombroso cohete de SpaceX con el que aspiraba a romper todos los récords. Sin embargo, una empresa china se adelantó y logró, por primera vez en la historia, realizar un vuelo orbital con un cohete propulsado por metano en todas sus etapas.

Se trata de LandSpace, que trabajando en las sombras y con poca publicidad previa, el pasado 12 de julio puso en órbita una carga inerte para simular el peso de un satélite real, lo que implica que el récord no será de Elon Musk y SpaceX. La prueba se realizó desde el polígono de JiuQuan, en el desierto de Gobi.

¿Por qué ese logro es tan importante? Porque es la primera vez en la historia que un cohete constituido casi en su totalidad por metano realiza un vuelo orbital con éxito. A pesar de que el vehículo de lanzamiento, llamado Zhuque-2, conquistó la hazaña antes que Musk, tuvo -al igual que Starship- varios fracasos en sus primeros cuatro o cinco años. De hecho, el primer lanzamiento del cohete chino fracasó a fines del 2022, cuando había llegado al espacio pero no pudo arrancar los motores auxiliares de la segunda etapa.

 

Menos costos, más exploración

La mayoría de los cohetes, incluidos los Falcon 9 de SpaceX, queman queroseno. En relación con este líquido que se usa como combustible, el metano es más barato de producir y fácil de almacenar en los depósitos del cohete.

Respecto de la temperatura, es necesario mantenerlo a bajos niveles, pero no tan bajos como los que requiere el hidrógeno líquido que utilizan otros motores de alto rendimiento como los de los cohetes del programa Artemis de la NASA. Esos vehículos, incluso, deben ser inyectados con helio en los tanques para impulsar el combustible hacia las bombas. Esos factores representan la necesidad de más helio y además, mejor diseño del vehículo, es decir, millones y millones de dólares extra para cada lanzamiento.

El medio ambiente también tiene un rol fundamental en el uso del metano. La combustión del mismo produce menos dióxido de carbono (CO) y otros contaminantes que la del queroseno, disminuyendo el impacto ecológico en cada misión. La gran ventaja de usarlo en cohetes reutilizables, sin embargo, es que deja poco residuo, algo de lo que no se pueden jactar los Falcon 9 de Musk.

El nuevo objetivo de Elon Musk

Cuando Musk decidió usar metano, explicó los motivos con ideas que hasta parecen ficticias. La atmósfera de Marte está constituida esencialmente por CO, lo que permitiría que las futuras expediciones sinteticen en el planeta rojo el metano que necesitan para volar de regreso a la Tierra.

Sin haberlo comprobado, pero con la intención de hacerlo, Musk envió el robot Perseverance para extraer oxígeno de Marte, algo que consiguió hacer a un ritmo de seis gramos por hora. Sin embargo, se necesitan aproximadamente siete toneladas de oxígeno y la mitad del metano para emprender el viaje de vuelta en una expedición real.

Musk tendrá tiempo de comprobar su teoría hasta 2025, año en el que espera lograr su cometido, usando ahora el metano como método de combustión, algo que, por el momento, solo logró con éxito el cohete chino.