Una viuda va todos los días al subte para escuchar la voz de su exmarido
Oswald murió en 2007, pero para su exmujer sigue vivo. Porque ella lo reconoce en la estación Embankment del Metro, donde él pide precaución a la hora de subir al vagón. El sistema de audio fue cambiado en toda la red, pero su voz fue restaurada y aún se escucha en la estación. La historia de un amor que trascendió el tiempo, el espacio y la tecnología
Muchos entienden al amor como un viaje en subte: se puede ir solo o acompañado, rápido o lento, queriendo bajar o disfrutando del viaje, con demoras o cambios inesperados... Sin embargo, hay amores que suceden justo por fuera del subte. Ese es el caso de Margaret McCollum, que todos los días va a escuchar la voz de su difunto esposo Oswald Laurence a la estación Embankment de Londres, que siempre le dice lo mismo: "Mind the gap, please".
La frase podría traducirse como "Cuidado con el hueco", en este caso, que separa el vagón del andén. A Margaret poco le importa esa distancia porque no suele viajar en subte, y tampoco le importa lo lejos que está su marido, fallecido en 2007. Cada vez que escucha su voz, vuelve otra vez a percibir el olor a café y masitas de 1960, y escucha la risa de Oswald mientras le cuenta cómo prestó su voz para el servicio de subterráneos londinense, en una frase que quedaría para la historia. De ella y de todos los ingleses.
Su ritual era, desde 2007, imperceptible. ¿Cómo no iba a serlo? ¿Quién iba a fijarse en una anciana sentada en una estación de subte? Pocos. Casi nadie. El tiempo pasó y con él las miles de veces que se repetía "Mind the gap, please" para los oídos de Margaret. Pero los avances tecnológicos, sin saberlo, cortaron la historia de amor que trascendía la vida y la muerte. Un día, la mujer se sentó en Embankment y cerró los ojos. No escuchó a su marido, sino a una voz digital.
Los servicios de TfL Rail habían reemplazado todo el sistema de audio del subte, mejor para todos menos para Margaret. Ella preguntó qué había pasado, y los empleados de Embankment le explicaron la situación. Conmovidos por su historia, decidieron regalarle un CD con la voz de su esposo, para que ella mantuviera vivo el recuerdo y su ritual.
El amor siempre encuentra la manera. Esta vez, fue mediante el boca en boca —¿quién no contaría esta historia?— que llegó a los oídos de Nigel Holness, director del Metro de Londres. No conforme con el CD, el quiso hacer algo más. "Nos conmovió mucho su historia, por lo que el personal rastreó la grabación y no solo pudieron obtener una copia del anuncio en un CD para que ella la guardara, sino que también están trabajando para restaurar el anuncio en la estación Embankment", declaró en 2012 a la BBC.
Margaret había pedido a las autoridades que restauraran la voz de su esposo. Como no podía ser de otra manera, su petición fue aceptada y la compañía ferroviaria decidió restaurar el audio del anuncio de 40 años de antiguedad.
Ahora, no cualquiera tiene el privilegio de escuchar a Oswald Lawrence pidiendo precaución. El sistema de Metro de Londres tiene una voz genérica, digital, casi aburrida. Pero en Embankment todavía se oye, como hace más de cuarenta años, a un actor que prestó su voz para un simple anuncio. Y, si se presta atención, habrá una amable señora que, contrario a todas las indicaciones, cerrará los ojos en la estación de subte. Porque en realidad no está allí, sino en algún lado, con su esposo, tomando un café.