LA ERA MILEI

La CGT con Kicillof, un mapa gremial entre salarios en baja y la interna del PJ

El sector dialoguista y dominante en Azopardo ratificó su apoyo al gobernador bonaerense mientras a la par de los cuestionamientos al modelo económico libertario. El deterioro del empleo, las paritarias sin homologación y la proscripción de Cristina Fernández agitan el debate sindical 

lautalan

El posicionamiento de la CGT dentro de la puja interna del peronismo en tiempos del gobierno libertario sigue generando capítulos sin solución de continuidad. La cuestión no está fuera de lo que dirimen la ex presidenta Cristina Fernández y el gobernador bonaerense Axel Kicillof en la pelea de fondo.

La postura “orgánica” para Azopardo ya se trazó hace meses a favor del mandatario provincial, alimentada por razones del presente y las distancias cegetistas respecto a Cristina. Vale recordar, aunque se trate de un pasado reciente, que existió una versión kirchnerista de la CGT encabezada por el metalúrgico Antonio Caló, quien se encolumnó detrás de la entonces presidenta y chocó con la estructura que permanecía en Azopardo e Independencia, bajo liderazgo de Hugo Moyano. incluso en su versión “K” esa central de Caló guardaba reservas con respecto a su relación con Cristina.

 

Clásico de clásicos

De ahí que BAE Negocios, para ilustrar las diferencias entre los leales a Cristina y quienes guardan distancia por diversas razones, denomina a los grupos como “El Círculo Sindical de Confianza de CFK” versus “La Agrupación La Señora”. Estos últimos, dentro del núcleo dialoguista y dominante de la CGT, suelen referirse a la ex jefa de Estado con ese mote abreviado que implica distancias claras.

El Círculo de Confianza desarrolló la semana pasada una mesa bajo la consigna “Cristina Libre”, con protagonismo de gremios afines a la ex mandataria, entre ellos los Judiciales que encabeza Vanesa Siley, SMATA con Mario “Paco” Manrique y el Secasfpi, uno de los sindicatos que tutela al personal de ANSES.

Para “La Agrupación La Señora” la opción es Kicillof. Si bien no llegaron a proclamarlo con exabruptos —como lo hizo la CGT Regional Avellaneda-Lanús—, la diplomacia fue ejercida por el secretario adjunto de la CGT y titular de UPCN, Andrés Rodríguez, quien ratificó el respaldo de la central al gobernador. Esas declaraciones se produjeron en el programa radial Toma y Daca (AM 750), luego del Congreso partidario bonaerense que se realizó con el fin de autorizar al PJ a integrar frentes electorales de cara a los comicios del 7 de septiembre.

Rodríguez, consultado sobre el panorama interno del peronismo, sostuvo: “La CGT ya tomó partido. La gran mayoría de sus dirigentes le hemos dado el apoyo al gobierno de Axel Kicillof porque es un factor importante, porque gobierna el peronismo y porque es necesario que ese gobierno se reafirme”.

“Nace una flor, todos los días sale el sol”

Siempre medido y estratega en sus expresiones, Rodríguez manifestó su confianza en que se llegará a un acuerdo dentro del peronismo. “Creo que se va a llegar a un buen puerto. Hay una renovación en un movimiento tan importante, y estas internas son lógicas”, afirmó. También subrayó la necesidad de una reestructuración partidaria: “El peronismo necesita un reordenamiento, una autocrítica sobre lo que pasó en los últimos gobiernos, un reencuentro entre dirigentes y un proyecto profundo. De ahí surgen los líderes naturales y una organización de poder que muestre otra cara, otra realidad”.

Consultado sobre el peso político actual de Cristina Fernández dentro del PJ, el titular de UPCN sostuvo: “No hay absolutismos en ninguna realidad. Esto va en tránsito hacia nuevos cambios, y eso debe hacerse de forma gradual. No se trata de fusilar a nadie ni de permitir que una o dos personas manejen todo. No hay que hacer juicios absolutos sino actuar con criterios, pero sí tender a un cambio”. En línea con esa mirada, admitió que “muchos de los valores que encierra el peronismo no fueron cumplidos, sobre todo en los últimos gobiernos”. Rodríguez fue una de las voces sindicales que diagnosticó en su momento la “inestabilidad estructural política del Frente de Todos”, como reseñó este diario a fines de 2021.

La rueda no mágica

En paralelo a la interna del PJ, el frente laboral aporta una tensión propia. Desde Azopardo, la CGT viene manifestando su preocupación por la pérdida del poder adquisitivo, el deterioro del empleo y la imposibilidad de negociar paritarias libres. El Gobierno libertario impone un tope a los acuerdos salariales, que en muchos casos ni siquiera son homologados. Esta política, sumada a la liberación de precios, genera una ecuación desequilibrada que golpea con dureza a los sectores asalariados.

Las “paritarias pisadas”, denunciadas por sindicatos industriales y de servicios, deja expuesta una estrategia oficial para utilizar el ancla salarial como herramienta antiinflacionaria. Mientras tanto, se multiplican los acuerdos por empresa o incluso individuales, fenómeno que debilita la negociación colectiva y apunta contra el modelo sindical argentino tal como fue concebido en la Constitución y en los convenios de la OIT.

En ese marco, la CGT también se debate entre sus propios desafíos institucionales. La renovación de autoridades prevista para fin de año —la primera en la era Milei— abre un escenario de pulseadas internas, donde las posiciones frente al gobierno nacional, al modelo económico y a la conducción partidaria del peronismo, vuelven a cruzarse.

 

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