El enemigo invisible del descanso: cómo los pies fríos sabotean tu sueño sin que lo notes
La temperatura de los pies influye directamente en la calidad del sueño. Por qué enfriarse de noche interrumpe el descanso y qué hacer para dormir sin sobresaltos.
No importa cuántas frazadas tengas encima: si los pies están fríos, dormir profundamente se vuelve difícil. Lejos de ser una molestia menor, la ciencia ya comprobó que la temperatura en las extremidades puede marcar la diferencia entre una noche de descanso real y otra de vueltas en la cama.
Un estudio de la Universidad de Zúrich demostró que cuando los pies están fríos, los vasos sanguíneos se contraen y envían una señal de alerta al cerebro, lo que interfiere con la fase REM, esa etapa clave del sueño en la que se consolidan la memoria y el descanso profundo. Esto es aún más notorio en invierno, cuando las bajas temperaturas y la mala circulación agravan el problema.
Aunque ponerse medias gruesas parece la solución más lógica, no siempre alcanza. Lo ideal es combinar varias técnicas que ayuden a calentar los pies desde adentro y a estimular la circulación.
Técnicas recomendadas:- Aceite de jengibre: Aplicado con un suave masaje en las plantas de los pies, estimula la circulación y aporta una sensación de calor inmediato. Puede prepararse en casa con aceite neutro y jengibre rallado, o conseguirse en herboristerías.
- Bolsa de semillas: Calentada en el microondas durante un par de minutos, retiene el calor por casi una hora. Apoyarla a los pies al meterse en la cama es una forma eficaz de iniciar el proceso de relajación. En muchos hogares argentinos, se reemplaza por una botella de agua caliente bien envuelta, igual de efectiva y accesible.
- Almohada bajo los tobillos: Elevar levemente los pies ayuda a mejorar el retorno venoso y permite que la sangre fluya con mayor facilidad, calentando progresivamente la zona.
- Evitar la posición fetal: Aunque parece más abrigada, encoger el cuerpo impide la correcta circulación de sangre hacia las extremidades. Los especialistas recomiendan adoptar una postura más extendida, con brazos y piernas levemente abiertos, similar a una estrella de mar.
Según datos del Instituto Argentino de Sueño, más del 40% de las personas que padecen insomnio en invierno presentan también problemas de circulación periférica. Para estos casos, se sugiere evitar cenas pesadas y mantener el dormitorio a una temperatura templada, entre 17°C y 20°C.
En definitiva, dormir bien en invierno no depende solo del colchón o la cantidad de mantas. Atender lo que pasa en los pies puede ser la clave para que el cuerpo se entregue al descanso sin interrupciones. Porque el sueño, como el calor, empieza de abajo hacia arriba.