SALUD

Salud: estos son los 5 efectos negativos que puede sufrir tu cuerpo si comés a cualquier hora del día

Diversos estudios señalan cómo ciertos hábitos cotidianos pueden influir en el funcionamiento interno y aumentar la probabilidad de desarrollar trastornos con el tiempo. Los detalles, en la nota.

BAE Negocios

Comer a cualquier hora, saltarse comidas o cenar muy tarde es algo común en la rutina diaria de muchas personas en Argentina, debido a factores como el trabajo, el estrés y la falta de tiempo. Sin embargo, diversos estudios señalaron que estos hábitos alimentarios no solo afectan el apetito, sino que también pueden impactar negativamente el ánimo, el sueño y el funcionamiento general del cuerpo.

De acuerdo con un artículo publicado por GQ, que cita hallazgos de la Queen’s University de Canadá, cuando no se mantienen horarios regulares de alimentación, se producen alteraciones que pueden afectar el estado de ánimo, el metabolismo e incluso la calidad del sueño. Las investigaciones han demostrado que la regularidad en los tiempos de comida favorece no solo la digestión, sino también el equilibrio emocional y el rendimiento cognitivo.

La Mayo Clinic, una de las instituciones médicas más respetadas, enfatiza que los ritmos circadianos —los ciclos internos de 24 horas que regulan funciones fundamentales como el sueño y la digestión— se ven alterados cuando la alimentación se realiza en momentos desincronizados. Esta irregularidad puede perjudicar la eficiencia metabólica, la producción hormonal y la salud cardiovascular. A su vez, la Cleveland Clinic sostiene que “comer fuera del horario habitual puede generar un conflicto entre el reloj interno y la digestión”, lo que aumenta el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y trastornos del estado de ánimo.

El ritmo circadiano, que regula funciones esenciales como la digestión y la producción hormonal, responde a patrones naturales de actividad del cuerpo. Sincronizar los horarios de comida con este ritmo tiene efectos positivos sobre el bienestar general y puede actuar como un factor protector contra enfermedades mentales. Un enfoque recomendado es la Alimentación Restringida en el Tiempo (TRE, por sus siglas en inglés), que propone limitar el periodo diario de ingesta alimentaria a un intervalo de entre cuatro y doce horas. Por ejemplo, consumir alimentos entre las 9:00 y las 19:00 permite un ayuno nocturno más prolongado, lo que mejora la función cerebral y la eficiencia metabólica.

Los efectos negativos de comer a deshoras son múltiples y variados. En primer lugar, se observan alteraciones en el estado de ánimo. Los horarios desordenados pueden afectar la producción de dopamina, un neurotransmisor clave en la regulación emocional, lo cual puede dar lugar a mayores índices de depresión y ansiedad. Además, los desajustes hormonales relacionados con la alimentación irregular pueden generar picos de cortisol, la hormona del estrés.

En segundo lugar, el metabolismo se ve impactado. Comer en horarios irregulares —especialmente durante la noche— puede ralentizar el proceso de transformación de alimentos en energía, lo que potencialmente contribuye al aumento de peso y al riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

El sueño también se ve afectado. Comer muy cerca de la hora de dormir puede interferir con el ciclo de sueño, ya que el cuerpo debe dividir su atención entre descansar y digerir. Esto puede causar trastornos en la fase REM del sueño, esencial para el descanso reparador. Al mismo tiempo, las irregularidades en los horarios pueden desencadenar problemas digestivos, tales como inflamación y reflujo gastroesofágico, un trastorno que se agrava al comer tarde.

Finalmente, la falta de un horario regular puede provocar una significativa disminución de la energía y la concentración. Al no recibir los nutrientes necesarios de manera constante, el cerebro puede enfrentar dificultades cognitivas, afectando la memoria y el rendimiento intelectual.

Ante estos riesgos, la implementación del método TRE es altamente recomendada. Mantener una ventana fija de alimentación diaria puede ofrecer beneficios como un mejor metabolismo energético, mayor claridad mental y regulación hormonal más eficiente. Los expertos sugieren que los cambios en los horarios de comida deben adaptarse de manera gradual, fortaleciendo así la capacidad del cuerpo para regular los niveles de glucosa y las hormonas relacionadas con el hambre. En resumen, los esfuerzos por establecer un horario regular para las comidas no solo mejorarían la salud física, sino que también contribuirían a una mejora en el bienestar mental. Ante cualquier inquietud, se sugiere la consulta con un profesional de la salud.

 

 

 

 

 

 

 

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