En las densas selvas de coníferas de la Sierra Madre del Sur, en México, un equipo de científicos logró lo que parecía imposible: redescubrir al conejo Omiltemi, una especie que no se avistaba desde hace 120 años. El hallazgo, celebrado como un triunfo para la conservación, fue posible gracias a una combinación de tecnología y conocimiento local.

El ecólogo José Alberto Almazán-Catalán lideró la misión de cinco años que culminó con la captura en video del escurridizo conejo. "Quedé completamente asombrado y muy feliz de haber tenido la oportunidad de ver uno", declaró Almazán-Catalán. Durante décadas, los habitantes de la región aseguraron que cazaban conejos Omiltemi, pero los científicos no lograban confirmar su existencia.

El equipo instaló una serie de cámaras trampa en áreas estratégicas, basándose en los relatos de los locales. Las imágenes obtenidas confirmaron lo que muchos dudaban: el conejo Omiltemi no estaba extinto. Este descubrimiento se enmarca en una iniciativa global de Re:wild , organización dedicada a localizar y proteger especies desaparecidas por más de una década. El conejo Omiltemi es la decimotercera especie redescubierta por este programa.

Ahora, el desafío es profundizar en el conocimiento sobre la especie. Los científicos buscan entender sus hábitos reproductivos y su rol ecológico en las montañas de la Sierra Madre. "Son importantes para la dispersión de semillas. Sus excretas son clave para la fertilidad del suelo. Además, son la base de la cadena alimenticia para depredadores como serpientes, búhos, tigrillos, ocelotes, pumas y coyotes", explicó Almazán-Catalán.

Christina Briggs, de Re:wild , destacó la labor del equipo mexicano. "Alberto y su equipo están ayudando a cerrar una brecha de conocimiento enorme para asegurar que el conejo Omiltemi nunca vuelva a perderse para la ciencia", afirmó.

Este redescubrimiento se suma a otros éxitos recientes en conservación, como la reintroducción del cerdo pigmeo en India y la salvación del pájaro Wilkins en Tristan da Cunha. El conejo Omiltemi, otrora considerado un fantasma de la Sierra Madre, es ahora un símbolo de esperanza para la biodiversidad global.