El Descanso

Hay películas cuya amabilidad es enorme, de esas en las que realmente el espectador "descansa". Es el caso de esta, a la que le cabe perfecto el título. Una inglesa (Kate Winslet) y una americana (Cameron Díaz), ambas con un desengaño a cuestas, cambian de casa y país para las fiestas. Y no sólo se enamoran (ahí están Jude Law y Jack Black) sino que descubren cosas, pasean, hacen amigos y etcétera. Gran comedia humana que es, también, una reflexión sobre el negocio del cine. Atención al gran Eli Walach.

Mi novia Polly

El amor también es una fuente para el ridículo. Aquí Ben Stiller tiene que enfrentar un matrimonio que termina (en seguida) en infidelidad (de ella), el ridículo absoluto y el encuentro con otra chica que es, para decirlo suavemente, algo descuidada (Jennifer Aniston en grandísima forma). La película es por cierto romántica, pero es también algo más: un retrato de lo ridículos que podemos ser en un universo al mismo tiempo aburrido y capaz de la aparición de lo extraordinario. Y es muy cómica.

Algo para recordar

Clásico de clásicos de las películas "de amor", Deborah Kerr y Cary Grant se encuentran en un crucero, se enamoran, vuelven a Nueva York, planean encontrarse y uno de ellos no va porque, ¡ah, la tragedia! Pero el destino es más fuerte y todo termina en un final pura lágrima. Pero mientras hay diálogos inteligentes, bastante humor, elegancia, y un retrato de personas maduras que pocas veces ha logrado el cine sin caer en artificios inútiles. Es, de paso, un verdadero concurso de actuación entre los dos protagonistas. Joya total, base de Sintonía de Amor (otra joya).

Romeo + Julieta

La obra de Shakespeare es la madre de los romances trágicos (dejemos de lado que se basa en un viejo mito griego) y la versión de Baz Luhrmann es algo así como una expansión absoluta que respeta de paso gran parte del texto. La película, una de las que cimentó la fama de Leonardo Di Caprio, transcurre en una Los Angeles de fantasía, y tiene todas y cada una de las marcas de desenfreno y locura que el realizador luego haría estallar en Moulin Rouge. De paso, un filme que requiere reevaluación por cómo apela al gran espectáculo.