Argentina fue el primer país del mundo en disponer un piso de participación femenina en la representación política. La ley 24.012, sancionada en 1991, exige que las listas de candidatos estén integradas por un 30% de mujeres, porcentaje que se extendió al 50% en 2017. Esta posición de vanguardia de nuestro país en la lucha por la igualdad estuvo acompañada por importantes movilizaciones.

La acción de los movimientos feministas convocó al Estado para mirar de frente la desigualdad de género en todas sus formas. A pesar de las tres décadas de vigencia de estas innovaciones, así como también de los importantes niveles de movilización, todavía persisten grandes desafíos para alcanzar un acceso equitativo a las diversas esferas del poder tanto político como económico.

En el caso de las provincias,  Santiago del Estero es laque se ubica al tope del ránking, con un 71,8% de paridad en el indicador compuesto, mientras que el valor mínimo se registra en Santa Cruz, con un 42,4%, según un informe de Fundar.

El poder de decisión es el componente que mejor explica la variación de niveles de paridad entre provincias debido a que las que mejor puntaje obtienen en el índice de igualdad de género son las aquellas en donde las mujeres ocupan en mayor medida posiciones en el Poder Ejecutivo, en el Poder Judicial y en el sector privado.

 

                     Se perdieron 95.000 empleos desde diciembre   

 

Trabajo y género

El Poder Judicial es el sector más feminizado, evidenciando el promedio de paridad más elevado (83%), y es el sector en el cual más provincias alcanzaron la igualdad (ocho). Esto puede deberse a la estabilidad en las trayectorias profesionales de las mujeres que deciden hacer la carrera judicial o a las reglas institucionales de promoción.

 

El Poder Ejecutivo es, por el contrario, uno de los sectores más masculinizados. A nivel provincial observamos que los gabinetes tienen una paridad media de 40,9%. La disparidad no se da solo en la cantidad de mujeres que integran los gabinetes sino también en sus jerarquías y en los puestos que ocupan.

De hecho, ninguna provincia llega al máximo puntaje de paridad dado que, aun donde el gabinete es paritario, quien gobierna es un varón. La situación es similar a nivel municipal: la cantidad de mujeres intendentas por provincia es, por lejos, el indicador con peores resultados de todo el índice.

La masculinización del poder no es un problema exclusivo del sector público, ya que en el privado se registra una paridad de 51%, lo que equivale a decir que por cada dos empresas comandadas por un hombre encontramos una liderada por una mujer, siendo San Luis la provincia con el puntaje máximo (65%).

A pesar de ser uno de los espacios que continúa masculinizado, cabe destacar que esta cifra se corresponde con la situación regional, puesto que solo el 22% de las pymes de América latina está liderada por mujeres (44% de paridad). La ausencia de mujeres en los espacios jerárquicos no estatales se observa además en ámbitos claves como la Unión Industrial Argentina, donde solamente tres de los veintiséis integrantes del Comité Ejecutivo son mujeres, o en la Sociedad Rural Argentina.