El estreno de Amor sin barreras se convirtió en la mayor decepción del año para Hollywood tanto en su país de origen como en el resto del mundo. Solo recaudó 10 millones de dólares en los EE.UU. (muy lejos de un presupuesto además herido por la suspensión de estreno debido a la pandemia) y en la Argentina, como ejemplo clave, quedó séptima con menos de 6000 localidades vendidas. Es probablemente el peor fracaso en la carrera de Steven Spielberg.

Si bien las críticas fueron excelentes, la caída de este musical que narra una historia a lo Romeo y Julieta en medio de tensiones étnicas en la Nueva York de los años sesenta tiene varias causas. El primero y principal: el musical ya no funciona. En el barrio, el musical (con algo de similitudes, digamos) de Lin-Manuel Miranda estrenado con bombos y platillos este año, también cayó rápidamente y solo debutó con 13 millones de dólares. En general, es un género que atrae -salvo que sea animado- a personas por encima de los 40 años. Pero son justamente quienes, por el miedo generado por el Covid-19, se quedan en casa.

La prueba: Spider-Man: sin camino a casa, que se estrena este viernes, recaudó en venta anicipada en los EE.UU. más de 50 millones de dólares (se habla de un estreno de por lo menos 200 millones), y en la Argentina superó las 300.000 entradas vendidas. Un récord gigantesco pero en consonancia con el hecho de que las películas que mejor funcionaron en cuanto a tanques este año fueron Venom: Carnage Liberado (en nuestro país superó las 830.000 entradas, récord en pandemia) o los filmes de Marvel Shang-Chi y Eternals, aunque les va a costar llegar a números rojos (restricciones de censura en China mediante). El asunto generacional también causa un sismo en las salas de cine.